Ensayo

 

Rol Educativo del Profesional de la Enfermería en la Prevención del Cáncer

Educational Role of Nursing Professionals in Cancer Prevention

Juan E. Pérez Reyes, Lidys Padrón Fernández, Edelio Plasencia Medina, y

Raymundo Pérez Urquiza

Universidad Metropolitana del Ecuador.

 La correspondencia sobre este artículo debe ser dirigida a Juan E. Pérez Reyes.

Email: juanernesto1976@gmail.com,cubaperu2014@gmail.com

 

Fecha de recepción: 23 de mayo de 2019.

Fecha de aceptación: 13 de noviembre de 2019.

 

 

¿Cómo citar este artículo? (Normas APA): Pérez Reyes, J.E., Padrón Fernández, L., Plasencia Medina, E., & Pérez Urquiza, R. (2019). Rol Educativo del Profesional de la Enfermería en la Prevención del Cáncer. Revista Científica Hallazgos21, 4(3), 332-339. Recuperado de http://revistas.pucese.edu.ec/hallazgos21/



 

Resumen

El personal de enfermería, debido a que es uno de los profesionales de la salud que mayor tiempo permanece junto a los pacientes y sus familiares, juega un rol preponderante en todos los niveles de atención de salud, constituyendo un eslabón importante para impulsar los cambios positivos en el estilo de vida de la población. Son múltiples las experiencias de intervenciones de enfermería en la prevención y control de las enfermedades crónicas, entre ella el cáncer.  Se ha comprobado que la prevención ofrece el mayor potencial de la salud pública. Los autores se vieron motivados a explorar las concepciones actuales en el marco de la prevención del cáncer, pero vistas en esta ocasión desde la perspectiva de las ciencias de Enfermería, con el objetivo de facilitar la percepción actual de cuál es el rol educativo del profesional de la Enfermería en la prevención del cáncer. Se enfatiza que a nivel comunitario cada vez resulta más relevante el accionar de la Enfermería como ciencia, que extiende su influencia hasta la atención primaria de salud, para poder potenciar un impulso en el aspecto social y que el mismo tome fuerza, hasta llegar a establecer la relación de la cultura con la salud de los individuos de mayor riesgo y la de los que ya enfermaron. De igual manera se afirma que tanto médicos como enfermeros han de sobrepasar el ámbito meramente terapéutico y los programas de salud unidireccionales y llegar más allá del marco biofísico, hasta relacionar toda estrategia de control de cáncer con el medio social y cultural de las comunidades afectadas.

Palabras clave: Educativo; enfermería; prevención; cáncer; estilo de vida.

Summary

The Nursing staff, being the health care professionals who stay with patients and their families for a longer time, plays a leading role at all levels of health care, constituting an important link to drive positive changes in the lifestyle of the population. There are many experiences of nursing interventions in the prevention and control of chronic diseases, including cancer. It has been proven that prevention offers the greatest potential for public health. The authors were motivated to explore the current conceptions in the framework of cancer prevention but seen this time from the perspective of the Nursing Sciences, with the aim of facilitating the current perception of the educational role of the of Nursing professionals in cancer prevention. It is emphasized that at the community level, the actions of Nursing as a science are becoming more and more relevant, which extends its influence to primary health care, in order to boost a momentum in the social aspect and that it be strengthened, until the relationship of culture with the health of the most at risk individuals and that of those who have already become ill is established. Likewise, it is stated that both doctors and nurses must go beyond the purely therapeutic and unidirectional health programs and reach beyond the biophysical framework, until all cancer control strategies are related to the social and cultural environment of the affected communities.

Keywords: Educational; Nursing; prevention; Cancer; Lifestyle.

Rol Educativo del Profesional de la Enfermería en la Prevención del Cáncer

A decir de José Martí (1975), “la verdadera medicina no es la que cura, sino la que precave: la higiene es la verdadera medicina. Más que recomponer los miembros deshechos del que cae rebotando por un despeñadero, vale indicar el modo de apartarse de él” (p. 298). Este postulado da pie para poder analizar el concepto moderno de  Medicina Preventiva y poder definir esta ciencia como  aquella rama de la Medicina que  se encarga de prevenir las enfermedades, basándose para ello en un conjunto de actuaciones y en la consejería emitida por el profesional sanitario, incluido el de la Enfermería. Es difícil separar esta rama de las ciencias médicas de la medicina curativa, pues cualquier acto sanitario en este sentido, previene una situación clínica de peor pronóstico. Este tipo de enfoque resulta aplicable tanto en la atención hospitalaria como a la primaria. Su campo de acción abarca una amplia gama de actividades realizadas por la comunidad, los gobiernos y por el personal sanitario, antes de que surja una enfermedad (Universidad Nacional Autónoma de México, 2013).

En este contexto, el personal de Enfermería, debido a que es uno de los profesionales de la salud que mayor tiempo permanece junto a los pacientes y sus familiares, juega un rol preponderante en todos los niveles de atención de salud, constituyendo un eslabón importante para impulsar los cambios positivos en el estilo de vida de la población. Son múltiples las experiencias de intervenciones de enfermería en la prevención y control de las enfermedades crónicas, entre ella el cáncer.

En este aspecto, se ha comprobado que la prevención ofrece el mayor potencial de la salud pública. Es el método menos costoso a largo plazo y de mayor viabilidad económica para controlar el cáncer. Algunos factores de riesgo para padecer esta enfermedad, como el consumir tabaco, también lo son para otras enfermedades crónicas como las cardiovasculares y la diabetes mellitus. La prevención de las neoplasias malignas debe estar compartida con la de otras dolencias crónicas (Ministerio de Salud Pública, 2017).  En este sentido, el personal de Enfermería debe tener una participación destacada en las acciones encaminadas a controlar y modificar os factores de riesgo para enfermar de cáncer, así como promover el diagnóstico oportuno y facilitar el inicio temprano del tratamiento de esta enfermedad.

Si dudas, prevenir la aparición de un tumor maligno representa todo un reto. Cada año se podría evitar el sufrimiento y la muerte prematura de millones de personas. Se han efectuado grandes avances en el campo de la Epidemiología, pero los aspectos sociales y culturales asociados a esta enfermedad han sido poco abordados y aún se presentan como de segundo orden al momento de construir estrategias sanitarias para la prevención y la detección precoz del cáncer (Asamblea Nacional, 2016). A nivel comunitario, cada vez más resulta relevante el accionar de la Enfermería como ciencia que extiende su influencia hasta la atención primaria de salud, para poder potenciar un impulso en el aspecto social y que el mismo tome fuerza, hasta llegar a establecer la relación de la cultura con la salud de los individuos de mayor riesgo y la de los que ya enfermaron.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) aboga por adoptar una nueva manera de aproximarse al cáncer, a partir de una nueva cosmovisión que incluya como componente nuclear a la Enfermería Comunitaria. En tal sentido , los cuidados sanitarios deben contemplar a  las enfermedades neoplásicas malignas  como un fenómeno contemporáneo inexorablemente ligado al desarrollo de las sociedades, en donde su abordaje se vaya trasformando para entenderlo mejor, no solo analizando fríamente las cifras que muestran el rápido ascenso de los casos nuevos y el incremento de la mortalidad, sino para comprender el significado que tiene esta enfermedad para cada individuo y para cada población (Instituto Nacional del Cáncer, 2014).

En este sentido, al centrarnos en la experiencia individual y en la social, se busca establecer mejores vínculos entre los enfermos de cáncer, la atención de Enfermería y las diferentes percepciones de dicha dolencia. En consecuencia, la confección de la historia biopsicosocial y la planificación de los procederes de atención de Enfermería, emanada de la atención integral y comunitaria, deben tener en cuenta las creencias, causalidad, estructuras sociales, tipos de tratamientos en los que se creé y hasta quién fue la primera persona a la que se acudió en el momento de sospecharse esta enfermedad.

En el contexto señalado, toda investigación que pretenda incidir en cómo evitar, disminuir o eliminar  los factores  que favorezcan la aparición de las neoplasias malignas debe incluir al enfermero(a) comunitario como ente fundamental y, dirigirse  a su vez hacia la comprensión del proceso salud enfermedad como parte de las experiencias de los individuos de una comunidad, influenciada por su conocimiento popular,  su comprensión sobre lo que se entiende por la misma , el concepto sobre lo que es el bienestar de la persona, sobre qué representa para ellos vivir con calidad, qué opinan sobre el dolor, la muerte,  el autocuidado de la salud  y las actitudes cotidianas ante el cáncer (Arco & Suárez, 2018). Por ende, no se debe obviar la aproximación en el sentido contrario, es decir, qué interpretaciones realizan los trabajadores de la Enfermería sobre dichos conceptos. 

Cabe señalar que la Antropología Médica ha tratado de explicar durante años las lógicas en el comportamiento individual  y  el de  toda la sociedad. Sin embargo, son pocas las investigaciones encontradas sobre la relación entre el cáncer, las sociedades y el saber local. Su origen, generalmente desconocido y a la vez multifactorial, implica el análisis de todos los puntos de intersección entre lo cultural, lo social y lo biológico, donde se impliquen los factores de riesgo. Por ello, todos los profesionales de la salud, incluyendo los de Enfermería,  están llamados a conocer que el cáncer es una enfermedad que desde el momento en que se sospecha y se diagnostica, impacta emocionalmente  al  enfermo y sus seres queridos,  pero a la postre también lo hará desde el punto de vista social y económico.

No es secreto que aún esta enfermedad representa una categoría extraña para muchas  poblaciones de riesgo. Se requiere entonces, estudiar los sistemas de comunicación en  los grupos sociales, sus organizaciones, acciones cotidianas y las formas en que aplican métodos para solucionar sus problemas de salud. Aplicando esta perspectiva, el equipo de salud en la comunidad podría entender qué significa el cáncer para los conglomerados humanos, la realidad diaria de los afectados y cómo se construyen  itinerarios para controlar  este problema. Tanto médicos como enfermeros han de sobrepasar el ámbito meramente terapéutico y los programas de salud unidireccionales y llegar más allá del marco biofísico, hasta relacionar  toda estrategia de control con el medio social y cultural de las comunidades afectadas. Por ejemplo, siguiendo este accionar, se ha planteado que las intervenciones de Enfermería en la atención primaria de salud se dirijan  hacia la transformación de la dieta de los individuos en riesgo, pero este cambio nunca deberá ser impositivo, ni basarse únicamente en la información: debe ser un proceso conciliador, en el que todos los implicados tengan los mismos derechos y legitimidad social. Desdichadamente, muchas intervenciones educativas se basan en la “infantilización” de la comunidad a la cual se dirige el programa. Tanto los expertos como los pobladores comunes  a quienes se les dirige el mensaje,  son entes creadores y trasmisores de conocimientos en continuo proceso de retroalimentación de conceptos y alternativas (Herrera, Torres, & Mujica, 2015). De esta manera, el enfermero a nivel comunitario deberá estar presto a informar, comunicar y educar, respecto a cómo incrementar en su población el consumo de frutas y verduras, reduciendo así el consumo de alimentos procesados o ultra procesados, con alto contenido de grasas, azúcares y sodio y evitando los productos que incrementen el riesgo de   padecer cáncer (embutidos, carnes rojas). Otras de las principales funciones que implica el rol educativo del enfermero son fomentar el cumplimiento de las políticas para el control del tabaco y el consumo abusivo de alcohol, promover la práctica sistemáticamente ejercicios físicos, preparar a la comunidad para protegerse frente a carcinógenos medioambientales, facilitar la comprensión de la importancia de realizarse los tamizajes para  detección temprana del cáncer, así como orientar a los usuarios para cumplir los tratamientos de manera adecuada. Por último, el quehacer educativo ha de integrar a los cuidados y procesos de atención en Enfermería, el interés sistemático por formar una cultura de autocuidado en la población, para lo cual necesitará técnicas educomunicacionales que posibiliten prevenir, modificar y controlar los factores de riesgo de cáncer.

 Afortunadamente, se conoce que con los conocimientos científicos que se tienen hasta el presente se podría  evitar  aproximadamente el 40 %  de todos los cánceres,  si se produjera un cambio en los estilos de vida. Entre 5 y 7 de cada diez  tumores malignos tienen una causa que lo vincula   con la actividad  humana. Así las cosas, gracias al   enfoque preventivo, en los  EE .UU se logró descender  la incidencia  de enfermedades neoplásicas malignas en  un 2 % anualmente  entre los años 1992 y 2004. Se ha informado que casi la mitad de los casos de cáncer que se diagnostican cada año en el Reino Unido, más de 130 mil en total, son provocados  por el tabaquismo, el alcohol y una mala nutrición, según el  British Journal of Cancer (Wiseman, 2019). La OMS ha indicado que el análisis de las tendencias actuales en comportamiento del cáncer, muestra que a menos que se tomen rigurosas medidas, esta enfermedad se convertirá en la principal causa de muerte en muchos países en los primeros años del presente siglo (Sociedad Española de Oncología Médica, 2019).

A juicio de este autor, las personas no deberían temer a asistir a un examen médico para descartar la presencia de un cáncer. En cambio, sí deberían sentir preocupación por  presentar una neoplasia maligna y arribar tardíamente a su diagnóstico, cuando la enfermedad se ha tornado incurable por estar  localmente avanzada o diseminada. Para  sobrevivir al cáncer existen hoy sencillamente dos caminos: prevenirlo o detectarlo oportunamente.

En tal sentido, cabe recalcar que para evitar cualquier fenómeno, estamos obligados a conocer cuál es su causa. Por ende, la comprensión de los mecanismos por los cuales ocurre esta enfermedad es uno de los grandes problemas aún no resueltos por la ciencia. Sabemos que es un proceso multicausal y complejo que puede involucrar a cualquiera de los cincuenta billones de células que conforman el cuerpo  humano. En el año 1979, los investigadores Higginson y Munin informaron que en la génesis del cáncer intervenían factores   internos (genéticos y hormonales) y  externos o medioambientales. A estos últimos, potencialmente prevenibles, le atribuyeron el 80 % de los casos (Juárez & Garza, 2014).

Se conoce que al menos el 70 % de todos los cánceres  se relacionan con factores ambientales potencialmente prevenibles (Ministerio de Salud , 2018).  La mayoría de dichos factores se encuentran  bajo el accionar de las actividades sanitarias del personal de Enfermería a nivel comunitario.  Entre las condiciones de riesgo sobresalen el tabaco, el alcohol, las radicaciones, la dieta, los  ambientes ocupacionales y los virus. Si a muchos  tumores cancerosos, como el del cuello uterino, el de mama, colon y el de la próstata,  les cuesta hasta más de cinco años para crecer hasta el punto en que se  puedan diagnosticar  por un especialista, entonces eso significa que se dispone de tiempo suficiente  para lograr modificar el estilo de vida y poder detener o frenar el desarrollo de un cáncer.

El personal sanitario de enfermería, sobre todo el que está directamente vinculado al trabajo con la comunidad, deberá estar consciente de que nunca será tarde para impulsar los cambios en los estilos de vida por otros más saludable. En este sentido, su labor estará encaminada a promover las buenas prácticas alimentarias, evitar el abuso del alcohol, no fumar y practicar ejercicios físicos sistemáticamente, entre otras medidas. A mediano plazo, el resultado de esta labor comunitaria, sin duda alguna, significará una barrera para el incremento de la incidencia de las enfermedades neoplásicas malignas, para lograr un comportamiento menos agresivo de las mismas, una disminución del riesgo de recaídas y por consiguiente, alcanzar una sustancial mejora del pronóstico y de la calidad de vida de los pacientes.

Conclusiones

El personal de Enfermería juega un rol preponderante en todos los niveles de atención de salud, constituyendo un eslabón importante para impulsar cambios positivos, educando en el estilo de vida de la población.  A nivel comunitario resulta cada vez más relevante el accionar de la Enfermería como ciencia, que extiende su influencia hasta la atención primaria de salud, para poder potenciar un impulso en el aspecto social y que el mismo tome fuerza, hasta llegar a establecer la relación de la cultura con la salud de los individuos de mayor riesgo de padecer cáncer y la de los que ya enfermaron. Tanto médicos como enfermeros han de sobrepasar el ámbito meramente terapéutico y los programas de salud unidireccionales y llegar más allá del marco biofísico, hasta relacionar toda estrategia de control de enfermedades neoplásicas malignas con el medio social y cultural de las comunidades afectadas.


 


Referencias

 

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