Vulnerabilidad
ante el Covid-19 de la Población Infantil con Discapacidad
Vulnerability to Covid-19 of Children with Disabilities
Unidad
Educativa Fiscal especializada “Nixon Raúl Aray Ortiz”, Tonsupa, Ecuador.
La correspondencia sobre este artículo deber
ser dirigida a Erolita J. Casquete
Tamayo.
Email: erolita.casquete@pucese.edu.ec
Fecha
de recepción: 7 de marzo de 2020.
Fecha
de aceptación: 26 de junio de 2020.
¿Cómo citar este
artículo? (Normas APA):
Casquete Tamayo, E.J. (2020). Vulnerabilidad ante el Covid-19 de la Población
Infantil con Discapacidad. Revista Científica Hallazgos21, 5(2), 171-184.
Recuperado de http://revistas.pucese.edu.ec/hallazgos21/
La aparición del virus SARS-CoV-2 originó el brote mundial
de la pandemia COVID-19 a finales del año 2019, la cual se ha extendido por todo
el planeta, según cifras de la Organización Mundial de la Salud, lo que implica
que esta afección incumbe a toda la sociedad moderna. Dentro de este cúmulo de
individuos enfermos destaca un grupo de interés particular y es el caso de los
niños con presencia de alguna discapacidad. El desarrollo de esta investigación
se centró en aquellos infantes con limitaciones físicas e intelectuales, a
partir de un estudio documental de artículos y material científico disponible, evidenciándose
entre los aportes teóricos objeto de discusión que dentro del grupo infantil
con ausencia de capacidades de tipo físicas, aquellos que poseen limitaciones
en su sistema respiratorio son los más expuestos, por lo cual el 14% de la
población menor de 18 años tienen alta posibilidades de adquirir este virus, solo
considerando que esta es la tasa de enfermos infantiles por asma o enfermedades
crónicas respiratorias en el mundo. Además, en torno al sector de la población
con discapacidades intelectuales, el riesgo es más preponderante, teniendo en
cuenta que estos menores dependen de sus progenitores para el correcto
desarrollo de sus actividades, lo que supone un constante contacto con otro
individuo. Este trabajo evaluó la vulnerabilidad desde una perspectiva física,
social y económica, alcanzando entre los resultados conclusivos que una fracción
de esta población está expuesta en la actualidad y a futuro a contagios por el
coronavirus.
Palabras clave: COVID-19;
discapacidad física-intelectual; vulnerabilidad infantil; pandemia.
Keywords: COVID-19; physical-intellectual
disability; childhood vulnerability, pandemic.
Vulnerabilidad
ante el Covid-19 de la Población Infantil con Discapacidad
La alteración en las capacidades de un
individuo, traducida en una limitación para el ejercicio de una determinada
actividad, es sinónimo de la aparición de una discapacidad, siendo este un
flagelo que en la actualidad afecta a más de 100 millones de personas a nivel
mundial según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2017). Ante
tal contexto, es necesario la búsqueda de alternativas que proporcionen
herramientas a este sector poblacional, que les permita alcanzar justicia
social, así como el acceso a todos sus derechos consagrados en diversos
tratados internacionales.
En tal sentido, es relevante señalar que
una importante fracción de esta población es infante, siendo las discapacidades
físicas e intelectuales las más comunes, por lo que esta realidad invita a la
ejecución de estudios que establezcan las condiciones que presentan los niños
bajo este tipo de afecciones, al ser considerados, en muchos casos, los de
mayor riesgo por su lógica dependencia infantil, así como por la discapacidad
per se.
Las discapacidades físicas constituyen
una variada gama de limitaciones que impiden el correcto desenvolvimiento del
infante al momento de ejecutar una actividad, siendo una de las discapacidades
más frecuente en la población mundial, las de naturaleza respiratoria (Pérez,
2015). Las discapacidades que afectan el sistema respiratorio constituyen la
tercera causa de muerte más común a nivel mundial, siendo la enfermedad
pulmonar obstructiva crónica la causante de 3 millones de fallecimientos
anualmente.
El asma es una enfermedad respiratoria
que afecta a más de 330 millones de personas en el mundo, y el 14% de la
población infantil padece de esta afección, lo que sin lugar
a dudas la convierte en un tema de interés y de impacto global (Organización
Mundial de la Salud, 2017) y en mayor consideración en el contexto actual donde
la pandemia COVID-19 propicia estragos en más de 180 países. Esta enfermedad es
una afección que impacta sensiblemente al sistema respiratorio del individuo a
partir de la destrucción de los alveolos del individuo que la padece.
Esta variación del coronavirus ingresa
en las células de los alveolos (los neumocitos) y utiliza el contenido que hay
dentro de ellas para multiplicarse de forma masiva, hasta matar a la célula en
la que se encuentra. Según los datos disponibles hasta la fecha, cuando entra
en una célula, puede infectarla y liberar entre 10.000 y 100.000 partículas
virales nuevas (Mora, 2020); además el procedimiento se repite: entran en las
células cercanas, ampliando la infección, y al multiplicarse, el virus acaba
con estos neumocitos.
Esta situación propicia que la cantidad
de oxígeno ingresante en el organismo sea menor, propiciando frecuentemente
disnea en los pacientes. En tal sentido, esta afección constituye una amenaza
mundial; sin embargo, existen poblaciones de riesgo que son más susceptibles a
este flagelo, entre las que destaca aquellas personas mayores de 65 años, con
presencia de hipertensión arterial, así como los individuos con enfermedades
respiratorias crónicas.
Dentro de este grupo, se encuentran los
niños asmáticos que presentan una susceptibilidad bronquial, y que según
organismos como la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica
(SEAIC, 2020) mantienen que ser asmático hace que las vías respiratorias sean
más susceptibles a las infecciones respiratorias, especialmente a las víricas
como es el coronavirus en cuestión.
Este escenario, así como la existencia
de una importante fracción de la población mundial infantil con algún tipo de
discapacidad intelectual, obliga al contacto físico con un tercero para su
sustentabilidad, propicia la búsqueda de alternativas que contrarresten la
vulnerabilidad de estos infantes ante tal pandemia mundial. En tal sentido, la
presente investigación pretende analizar de forma minuciosa las características
de la población infantil más vulnerable en este contexto global, así como
plantear mecanismos que fomenten la protección a este sector de la sociedad,
aminorando el impacto del virus.
Esta investigación se enmarca en un
trabajo de naturaleza cualitativa, siguiendo una metodología descriptiva, ya
que este trabajo busca características relevantes del contexto actual asociado
a la pandemia COVID-19 y su impacto sobre la población infantil con presencia
de algún tipo de discapacidad (Hernández, 2014, p.92).
Este postulado se cumple a la
perfección a partir de la premisa de este trabajo, fundamentada en el estudio
de la población infantil vulnerable al COVID-19, realizando un documental de
diversos artículos y trabajos técnicos relacionados a la temática, obtenidos a
partir de la utilización del motor de búsqueda Google Scholar
y PubMed, y el acceso a base de datos como Medline, Scopus,
Redalyc y Scielo.
Además, se se
construyó una base de datos en Excel que permitió consolidar información
relevante de este estudio documental, donde se incluyeron elementos como autor
(es), título, resumen, metodología, año de publicación y país donde se realizó
la investigación. Posteriormente se realizó un resumen estructural de cada uno
de los artículos, se analizó el tipo de investigación de acuerdo con la
relevancia y temática estudiada.
La culminación de dicho resumen
constituyó las bases teóricas necesarias para la oportuna ejecución de la
investigación actual, que tiene como punto focal establecer la vulnerabilidad
de una fracción de la población infantil a partir de la presencia de una
discapacidad, además tomando consideraciones de los entornos de estos infantes,
así como el tipo de afección o disminución de capacidades que presenten.
Resultados
La Discapacidad Infantil
Para no hacer distinción entre lo que
se considera normal y aquello que no, y a los fines de no recaer en una
perspectiva creada desde el perjuicio puede decirse que la discapacidad no le
permite a la persona tener las mismas posibilidades de desarrollo que aquellas
que no la tienen; la discapacidad puede provenir de una condición que ha sido
adquirida con el paso de los años o también puede resultar congénita.
Dentro de su articulado la Convención
sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (OMS, 2014), se establece que puede entenderse por discapacidad a las
“deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que,
al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su participación plena y
efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás”. Desde la
mirada de la Convención, la discapacidad resulta en una deficiencia que puede
presentarse en distintos planos y que impide que la persona pueda vivir en
igualdad de condiciones que las demás. Si bien existen ciertos
condicionamientos que surgen de la discapacidad, esta no influye en que las
personas que la padecen puedan gozar de la mayoría de los derechos de los que
gozan el resto de las personas y también recibir un tratamiento digno conforme
a la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran.
La discapacidad se manifiesta en el
plano físico cuando la misma recae sobre la capacidad motora de la persona,
impidiendo su movilidad de manera parcial o total. En cambio, se está ante una
discapacidad mental cuando lo que se ve afectada es la parte cognitiva, aquella
que no va a permitir el mismo nivel de desarrollo intelectual de otros niños, haciendo
que sea más lento o hasta en algunas ocasiones escaso; a continuación, se
ofrece un bosquejo de la diversidad de grados que puede presentar una persona
con discapacidad física (Ver Tabla 1).
Para los efectos de esta investigación,
el enfoque será hacia la discapacidad física e intelectual, que son
estadísticamente las más comunes en niños y adolescentes; en tal sentido, la
causa más común de afección a las capacidades de los niños responde a
enfermedades de tipo respiratorias. Dentro de este grupo, el asma afecta a 334
millones de personas en todo el mundo y su incidencia ha aumentado durante las
últimas tres décadas, afectando todas las edades, razas y etnias.
El asma es la enfermedad crónica más
común en los niños y es más grave en los niños que viven en países pobres
(Organización Mundial de la Salud, 2011). En estos ámbitos, el subdiagnóstico y
el subtratamiento son frecuentes y los medicamentos efectivos pueden no estar
disponibles o asequibles. Además, constituye una de razones más frecuentes de
hospitalizaciones evitables en niños de países de alta calidad de vida.
En lo concerniente a las discapacidades
infantiles de tipo intelectual, las mismas se consideran a aquellas afecciones
en el funcionamiento intelectual y en la capacidad adaptativa de los infantes.
Los pacientes con síndrome de Down representan una parte del sector poblacional
que padece de esta afección, que se caracteriza por la dificultad parte de
estos individuos para relacionarse en su entorno, lo que supone una limitante
al momento de expresarse con los demás individuos.
El síndrome de Down es una alteración genética
ocurrida por la presencia de un cromosoma extra (García, 2010). Las células del
cuerpo humano tienen 46 cromosomas distribuidos en 23 pares; pero los
individuos con síndrome de Down presentan tres cromosomas en el par 21 en lugar
de los dos que existen habitualmente.
Esta alteración afecta al desarrollo
cerebral y del organismo, siendo la principal causa de discapacidad intelectual
en la población infantil y también la alteración genética humana más común.
También puede ocasionar problemas médicos, como trastornos digestivos o
enfermedades cardiacas.
Existe una clasificación que determina
el grado de la discapacidad intelectual a partir del coeficiente intelectual
del individuo, como se muestra en la Tabla 2.
Vulnerabilidad Infantil Propiciada por
el COVID-19
La presente investigación tiene como
eje central el estudio de la vulnerabilidad en niños con discapacidad frente a
la pandemia mundial COVID-19, por lo cual el análisis de este fenómeno se
contempló a partir del estudio de dicho flagelo desde una perspectiva física,
social y económica.
Perspectiva Física
El pulmón es el órgano más vulnerable a
la infección y a las lesiones del ambiente externo, principalmente debido a la exposición
constante a partículas. En tal sentido, son las enfermedades respiratorias la
causa más común de discapacidad física y 5 de esas afecciones figuran dentro de
las causas más frecuentes de muertes a nivel global.
De esta forma, la discapacidad física
de índole respiratoria es común en infantes, siendo el asma y la neumonía dos
de las enfermedades que con más frecuencia afectan a la infancia; por ello, el
14% de los niños a nivel mundial presentan vulnerabilidad al COVID-19
(Hernández, 2015), a partir de las consideraciones de que estas afecciones
respiratorias propician la adquisición más fácil de virus por esta vía, además
que en caso de una adquisición vírica la recuperación es más lenta.
Es importante señalar que los niños que
presentan discapacidad intelectual presentan una alta vulnerabilidad a esta
pandemia, ya que a ellos, en función del nivel de su
discapacidad, se les imposibilita el proceso de comunicación. Dentro de la
población infantil con discapacidad intelectual existen grupos de riesgos que
presentan estas características:
·
Personas con movilidad reducida o que
no pueden evitar entrar en contacto con otros individuos que podrían estar
infectados por COVID-19, como familiares y asistentes directos de apoyo.
·
Individuos que poseen problemas para
comprender la información o practicar medidas preventivas, como el lavado de
manos y el distanciamiento social.
·
Personas que posiblemente no pueden
comunicar los síntomas de la enfermedad(Centro para el
Control y Prevención de Enfermedades de Enfermedades, 2020).
Existen conductas de este sector
poblacional que alertan la presencia de síntomas relacionados al COVID-19, por
ello la relevancia de la visualización minuciosa a estos pacientes puede
permitir inferir el contagio de forma rápida y oportuna, en caso de presentar:
·
Sintomatología: Fiebre, tos seca, dolor
de garganta, alteraciones del gusto y olfato, dolores articulares.
·
Cambios de conducta, que pueden llegar
a manifestarse en: comportamiento, silencio, quietud, alimentación, mirada.
·
Dolor: En ocasiones hay presencia de
dolores fuertes, pero como en frecuentemente estas personas no saben cómo
expresarlo; son los cambios de conducta los que pueden dar la pauta.
Perspectiva Social
El contexto social generado por el
COVID-19 podría tener un profundo y largo impacto negativo en los niños y adolescentes
de todo el mundo. Es probable que las consecuencias sean devastadoras, a pesar
de que los niños y las niñas que contraen COVID-19 parecen tener síntomas menos
severos y tasas de mortalidad inferiores a otros grupos etarios.
En la actualidad, en lo que respecta a
la asistencia a instituciones educativas, sólo el 9% (Human Rights Watch, 2020),
está teniendo acceso al sistema educativo, lo que propicia la pérdida
generalizada de puestos de trabajo e ingresos. Este contexto de inseguridad social
en las familias, según diversos estudios, puede elevar los niveles de trabajo
infantil, explotación sexual, embarazo adolescente y matrimonio infantil.
Además, según cifras de la Organización
de las Naciones Unidas y de instituciones en contra la violencia de género, las
cifras de mujeres agredidas han incrementado asociado al mayor tiempo de
convivencia con sus cónyuges, lo que se traduce directamente en mayor cantidad
de decesos por esta causa, lo que se traduce en niños desamparados
indirectamente por la pandemia.
Este escenario no es ajeno a
presentarse en familias con niños con discapacidad, por lo cual estos infantes
presentan una alta vulnerabilidad al respecto, considerando que en la mayoría
de los casos los padres son los responsables directos de la movilidad de estos
niños. Esta realidad está asociada a que en gran parte de las naciones no
existen recursos gubernamentales que le permitan el acceso a estos niños a una
oportuna asistencia social.
La crisis mundial ocasionada por el
COVID-19 ha puesto de manifiesto las marcadas disparidades entre los países en
materia de preparación para eventos de esta índole, así como los materiales que
disponen para la sociedad. Si bien ahora han cobrado preponderancia las plataformas
de aprendizaje en línea, numerosas escuelas públicas no están preparadas para
usarlas y no tienen la tecnología. Además, es relevante indicar que en casi la
mitad del mundo no hay acceso a internet.
Según las predicciones de muchos
expertos en el sector sanitario, la cantidad de muertes estimadas oscila entre
10 y 40 millones de personas, lo que también se traduce en que indefectiblemente
muchos niños y niñas perderán a uno o ambos padres u otros cuidadores. Esta
situación supone una evidente vulnerabilidad social para los infantes.
Los niños huérfanos son particularmente
vulnerables a la trata y otros tipos de explotación, como explotación sexual;
mientras los niños de mayor edad a menudo abandonan la escuela para ayudar a
mantener a hermanos más pequeños; y si se trata de niños con discapacidad el
elemento disparador puede ser incluso más radical, por lo que los gobiernos
deben tomar cartas en el asunto, para preservar la niñez mundial.
Una gran cantidad de niños y niñas se
encuentran detenidos por el sistema de justicia, en detención por motivos
migratorios o en orfanatos y otras instituciones. En muchos establecimientos
los infantes se encuentran en condiciones de hacinamiento, y cuentan con acceso
limitado al agua y el saneamiento, lo cual puede facilitar la propagación de
enfermedades infecciosas como el COVID-19.
Perspectiva Económica
Desde esta perspectiva se pretende
analizar la vulnerabilidad económica generada por la recesión global ocasionada
por la aparición de la pandemia COVID-19, especialmente en familias con niños
con discapacidad. Esta situación ha propiciado la pérdida masiva de puestos de
trabajo de forma global. Se refleja en una pérdida de recursos en el núcleo
familiar, que a su vez genera que incremente las tasas de trabajo y matrimonio
infantil.
En todo el mundo se estima que 152
millones de niños y niñas ya ejecutaban trabajo infantil antes de la pandemia
del COVID-19 y 73 millones realizaban trabajos peligrosos. Según algunas
investigaciones, hay una estrechar relación entre el trabajo infantil y las
crisis económicas que sufren las familias, como las debidas a enfermedad,
discapacidad o la pérdida del trabajo de uno de los padres.
Discusión
El 15% de la población mundial sufre
algún tipo de discapacidad, según la Organización Mundial de la Salud. Esto es
una realidad inobjetable, que obliga a la sociedad a disminuir las brechas
sociales con este grupo poblacional. En lo que respecta a la discapacidad,
Hernández (2015) aclara que este término viene dado por la restricción o falta
de la capacidad para realizar una actividad en la forma o dentro del margen que
se consideran normales para un ser humano.
En este contexto es vital establecer
que las restricciones conocidas como discapacidades se clasifican en grandes
grupos, a partir del sistema o sentido que afectan al individuo, siendo las de
mayor frecuencia aquellas de origen físico e intelectual. Las discapacidades de
tipo físicas son definidas por la OMS (2020) como “un fenómeno complejo que
refleja una interacción entre las características del organismo humano y las
características de la sociedad en la que vive” (Observatorio de Discapacidad
Física, 2020).
En tal sentido, es importante indicar
que las discapacidades intelectuales están claramente identificadas a partir de
una disminución marcada en la persona en lo que respecta a su funcionamiento
intelectual y su capacidad adaptativa. En la actualidad, muchos niños y niñas
experimentan dificultades para aprender de distintos modos.
A veces, puede referirse este episodio
a una dificultad específica, como ocurre cuando un niño tiene problemas con
alguna tarea particular, como la lectura o la escritura; pero otras veces puede
estar vinculado este flagelo a una dificultad general (Peredo, 2016). Este tipo
de dificultades están asociadas principalmente a discapacidades intelectuales,
pero con la oportuna atención no suponen una limitante para los niños
interaccionar con su entorno.
Los niños con discapacidad representan
una fracción relevante de la población infantil global, por ello ante la
aparición de la pandemia que sacude en la actualidad al mundo es necesario el
desarrollo de estudios, como el que esta investigación contempla, a partir de
evaluar la vulnerabilidad de los infantes con algún tipo de discapacidad ante
el COVID-19. Esta investigación tiene la premisa de ofrecer alternativas que
persigan vías de optimización a la situación que vive actualmente este sector
poblacional.
Al respecto, el Fondo de las Naciones
Unidas para la Infancia (UNICEF, 2020), proyecta que se pueden ver aumentadas
las dificultades para ejercer su derecho de acceso a la salud y a la
rehabilitación durante la emergencia sanitaria ocasionada por la pandemia
COVID-19. Estas dificultades pueden asumir formas diversas, desde dificultades
para el cumplimiento de medidas básicas de higiene (lavado de manos),
obstáculos para mantener el distanciamiento social (necesidad de asistencia de
terceros) y barreras para el acceso a la atención de la salud.
En tal sentido, esta investigación
ofreció una visión detallada desde diversas perspectivas, destacando el ámbito
social donde muchos infantes son vulnerables a la pérdida de atención adecuada
producto al desempleo y en ocasiones hasta decesos de progenitores.
Conclusiones
La existencia de una población superior
a 100 millones de personas con presencia de, al menos, una discapacidad
constituye una visión clara de la relevancia que tienen los incapacitados como
integrantes de nuestra civilización moderna, además de poseer derechos
consagrados en una diversidad de estatutos universales. Ante tal contexto, esta
investigación se abocó al estudio de la vulnerabilidad de este sector
poblacional, pero con énfasis en el grupo etario infantil.
A pesar de la existencia de una
variedad de discapacidades correctamente agrupadas, según la limitación que
suponen, este trabajo se focalizó en la vulnerabilidad de los niños con
discapacidad de tipo físico e intelectual ante la pandemia mundial COVID-19. A
partir de los datos analizados, se estableció que, dentro de la población
infantil con una limitación física, aquellos que presentan la limitante en el
área respiratoria presentan un riesgo sustancial.
Este escenario obedece a que el
coronavirus ataca directamente a los pulmones y el sistema respiratorio, por lo
cual aquellos niños con asma o enfermedades crónicas respiratorias presentan
mayor riesgo a adquirir este virus en comparación con los demás infantes con
otra variedad de afecciones. En lo que respecta a las discapacidades
intelectuales, se considera que toda esta población infantil presenta una
moderada vulnerabilidad al virus, a partir de que su condición obliga
comúnmente la presencia de un tercero para el oportuno ejercicio de actividades
diarias, así como para su aseo personal.
Esa situación obliga al niño con
discapacidad intelectual a estar expuesto a la salud de esa persona que funge
de apoyo o cuidador. En caso de ser más individuos los involucrados en su
cuidado, el riesgo incrementa debido a que la salud del infante depende de la
higiene y prevención de elementos externos. El análisis a diversos artículos permitió conocer que de los
casos más complicados con COVID-19 dentro de Estados Unidos, el 1,7% de toda la
población contagiada es del grupo etario infantil.
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