Ensayo
La Neuroeducación como un Espacio de Formar Seres
Humanos Capaces de Desarrollarse
Neuroeducation as a Space to Train Human Beings Capable of Developing
Themselvess
Editorial Don Bosco, Quito, Ecuador.
La correspondencia
sobre este artículo debe ser dirigida a Edwin F. Obando Olaya.
Email: firulay02@hotmail.com
Fecha de recepción: 27 de abril de 2020.
Fecha de aceptación: 29 de junio de 2020.
¿Cómo citar este artículo? (Normas APA): Obando Olaya, E.F. (2020). La Neuroeducación como un Espacio de Formar Seres
Humanos Capaces de Desarrollarse. Revista Científica Hallazgos21, 5(2), 235-254.
Recuperado de http://revistas.pucese.edu.ec/hallazgos21/
El presente artículo analiza cómo la era tecnológica puede terminar
haciendo del ser humano una persona que consume las herramientas digitales,
desplazando en ocasiones la criticidad y los medios para redefinirse como un
ser capaz de desarrollarse y dar sentido a los elementos tecnológicos. El uso
del ciberespacio, de igual manera, hace notar que la imagen se está
convirtiendo en un estado de remplazo de la realidad concreta, llevando a que
el ser humano no haga uso de sus facultades cognitivas. El objetivo de esta
reflexión es reafirmar que la persona es quien da sentido a lo tecnológico, ya
que posee cualidades propias que pone en práctica, facilitando estrategias de
innovación, todo en función de la mejora de los procesos educativos; sin
aquellas estructuras resultaría un ser estático, confundiéndose en este mundo
digitalizado que continúa creciendo de forma muy acelerada. La metodología usada
se enmarca en un proceso analítico-reflexivo e histórico-crítico. Se establece
un planteamiento desde algunos autores, los cuales contribuyen a enriquecer este
artículo: Hessen, la teoría crítica; Kant, crítica a los procesos de la
educación; Marcuse, pensamiento unidimensional; Morin y su introducción al
pensamiento complejo y Žižek, el ciberespacio. Los resultados
encontrados evidencian que es el ser humano quien da sentido a los medios
tecnológicos y es su carácter sustancial. Finalmente, en las conclusiones se
evidencia que el ser humano no puede evadir su intencionalidad de dar sentido a
todo cuanto hace uso y por consiguiente está llamado a reafirmarse por medio de
los procesos neuronales que ejecuta.
Palabras clave: Tecnología; conocimiento; neuroeducación; desarrollo
humano; procesos cognitivos.
Summary
This article analyzes
how the technological age can end up making the human being a person who
consumes digital tools, sometimes displacing criticality and the means to redefine
himself as a being capable of developing and making sense of technological
elements. The use of cyberspace, in the same way, makes it noticeable that the
image is becoming a state of replacement of the concrete reality, leading to
the fact that the human being does not make use of his cognitive faculties. The
objective of this reflection is to reaffirm that the person is the one who
gives meaning to technology, since he has his own qualities that he puts into
practice, facilitating innovation strategies, all based on the improvement of
educational processes; without those structures, he would be a static being,
confusing himself in this digitized world that continues to grow very rapidly.
The methodology used is framed in an analytical-reflective and
historical-critical process. An approach is established by some authors, who
contribute to enrich this article: Hessen, critical theory; Kant, criticism of
the processes of education; Marcuse, one-dimensional thinking; Morin and his
introduction to complex thinking and Žižek, cyberspace. The results found show
that it is the human being who gives meaning to technological means and it is its
substantial character. Finally, the conclusions show that the human being
cannot evade his intention to make sense of everything that he uses and
therefore he is called to reaffirm himself through the neural processes that he
executes.
Keywords: Technology;
knowledge; neuroeducation; human development; cognitive processes.
La Neuroeducación como un Espacio de Formar Seres Humanos Capaces de
Desarrollarse
En la
actualidad se evidencian situaciones en las que el ser humano se deja llevar
por lo típico, adoptando una postura de ‘normal’ ante estados predeterminados,
ya sea por los prototipos dados de la sociedad o en la creación de los propios
ideales a seguir. Por eso el presente artículo titulado: La neuroeducación como un espacio de formar
seres humanos capaces de desarrollarse tiene su carácter e importancia al identificar un ser humano
capaz de redefinirse desde epistemes propias; en otras palabras, su
direccionalidad le hace ser un ser capaz de conservar su intencionalidad y
dirigirse mediante conceptos formados por sus propios principios, además de no
atentar contra su propia personalidad (modo de ser) característico de su
actitud de decidir o elegir.
La
tecnología no debe ser vista como un momento por el cual el ser humano se
deslinda de su puesta en cuestión, el llegar a definirse como un ser pensante y
que hace uso de medios y herramientas tecnológicas orientadas hacia los fines
educativos. De otra forma, en el uso de tales medios es como la persona
establece estrategias que viabilicen estados de fomentar y afianzar
aprendizajes significativos, establecer los métodos que hacen posible un
conocimiento; por eso para Paladines
La
intencionalidad del artículo es propiciar la importancia de cómo el ser humano
puede otorgar significado al hecho tecnológico, pues es quien puede llegar al
conocimiento de las cosas en cuanto hace uso de ellas; debe mantener su actitud
crítica frente a los medios; es decir, necesita conocer las funciones para los
cuales son útiles sin ser utilitarista ni mecánico. Por consiguiente, es la persona
quien promueve una cultura de lo humano y plantea mecanismos que conlleven a la
mejora de las prácticas educativas.
Además,
en el ensayo se realiza una acentuación de cómo las diferentes ciencias
engranan para reafirmar este carácter de un ser humano arraigado bajo
principios y criterios que definen su modo de elegir. En dicho propósito está
la lógica formal, fuente y el principio del razonar humano, desde la
formulación de planteamientos válidos vinculados a la forma de razonar de
manera adecuada. Amparado bajo aquellos enunciados es donde el ser humano
encuentra su forma de estar conectado dentro de esta era digital que le
circunda. Con lo mencionado se quiere llegar a que sea la misma persona quien
se identifique como un ser con principios, que hace uso de la tecnología y
desde allí promueve una cultura de lo humano, con identidad, sentido,
direccionalidad y su forma sustancial de estar en el medio.
La
actitud de estar conectados en el ciberespacio será lo que defina al ser
humano, es decir, con qué fines e intenciones; si es solamente una actitud
recreativa, ¿se puede llegar a tener conciencia o es solamente un momento de
pasar el tiempo? La persona es capaz de definirse como un Ser que piensa, con
características culturales y sentido de criticidad basados en su buen
razonamiento.
La
metodología utilizada es histórica-bibliográfica, analítica y crítica; en el
primer caso porque se hace una búsqueda de la información desde la perspectiva
de varios pensadores que hacen mención al tema de estudio de este artículo. En
el segundo caso se propone un análisis fruto de dicho trabajo de recopilación
de la información y se presentan como resultados no solamente tomando el punto
de vista desde el filosofar, sino en su adecuación al acto educativo; se ponen
de relieve los aportes de la educación para identificar a un ser que actúa u
obra bajo parámetros definidos por su concepto de persona, que se encuentra
dentro de procesos educativos (visto al ser humano como un individuo cuya vida entera
es un constante aprendizaje) y que al ser el componente primordial es quien da
sentido a las herramientas tecnológicas que actualmente encontramos en nuestro
medio.
Entre
los cuestionamientos (preguntas directrices de la investigación) ¿Cuáles son
los aportes que brinda la neuroeducación para poder definir un ser humano en proceso
de desarrollo por medio del uso de los medios tecnológicos? ¿Qué importancia
tiene para las personas el establecer procesos neuronales? ¿Puede la neuroeducación
transformar los procesos de enseñanza-aprendizaje? se pretende a lo largo del
trabajo mencionado ir dando algunas posibles soluciones a estas preguntas
planteadas, las que si bien es cierto no son las definitivas, puede que al
lector le resulten otra más, o en su defecto no sean prioritarias, para llegar
a reafirmar aquello que se ha expuesto en todo el documento.
Dentro
del documento se establecen tres partes que hacen posible su importancia y las
formas del porqué de aquello que se menciona. En un primer momento, se expone
la importancia del porqué la neurociencia juega un papel preponderante en el
proceso de enseñanza-aprendizaje –red o ciberespacios. Al mismo tiempo se logran
realizar algunas acentuaciones respecto del estado de los jóvenes, que al estar
inmersos en una cultura digital se puede llegar a querer reafirmar el estar de
acuerdo con los signos de su tiempo; por el otro lado, la actitud del docente frente
al uso de los medios tecnológicos: no se debe intentar desplazar el uso de la
tecnología por considerarla ‘innecesaria distractora’; por el contrario, debe
conocer tales medios para desde ese espacio fomentar la criticidad en los
estudiantes a quienes se debe.
Como
segundo espacio, se recalca que es la persona quien está en esta sintonía de
llegar al conocimiento de las cosas, que en dicho caminar debe hacer uso de
tales medios pero sin perder su parte importante (razonamiento) de cuándo y
cómo poner en marcha procesos educativos utilizando la tecnología, no como un
factor indispensable del proceso de enseñanza-aprendizaje, sino como un medio
que le permita crear estados de aprendizajes significativos. Al mismo tiempo se establece en este segundo momento
la contribución de algunas ciencias que coadyuvan a reafirmar el Ser
intencional de la persona.
En un
tercer momento, se realiza un intento por demostrar cómo este predominio del
ciberespacio quita importancia a los procesos neuronales. Este predominio se da
debido a que en algunos momentos la persona se deja llevar por la simple imagen
estereotipada, que en ocasiones intenta remplazar la realidad; tales
estereotipos conducen a que lo cibernético se confunda con los elementos
reales, las relaciones se tornan muy subjetivas, el transmitir emociones se
reduce a levantar un dedo (darle un like) y un sinnúmero de estados que van
creando de la realidad, hacen ocultar quién es, formas de actuar y qué busca en
el uso de los medios tecnológicos. Conforme a lo mencionado a lo largo del artículo, se da por sentado que los estudios
de las neurociencias, si bien es cierto no son del todos definitivos ni mucho
menos decisivos para reafirmar a un ser humano capaz de llegar al conocimiento
de las cosas mediante el uso adecuado de razón, orientan a que se establezca
como principio básico en medio de un espacio digital y con tendencia a
remplazar lo humano, buscando ‘desplazarlo’ de su realidad. En última instancia
quien puede retomar su carácter sustancial es la misma persona.
Posteriormente,
se hace hincapié en el factor categórico de un ser humano que promueve
estrategias para posibilitar y viabilizar su modo de ser (razonamiento +
imaginación = acto humano). De ahí que toda innovación es fruto de la habilidad
del ser humano para transformar su realidad.
En
definitiva, se quiere es llegar a establecer el carácter intencional de las
personas cuando hacen uso de los medios tecnológicos, donde se puede definir el
acto de realizar una acción al mismo tiempo que se es consciente de y se
utiliza la razón que permite dar sentido a cada accionar.
La Importancia de Establecer Procesos Educativos que Dignifiquen a la Persona:
la Neuroeducación, un Espacio de Desarrollo Personal
En
algunas ocasiones encontramos situaciones donde los jóvenes recrean momentos en
el cual usar los medios tecnológicos forman parte de pasar el tiempo. El estar
siempre conectados o el compartir información por medio de las diferentes redes
sociales es sinónimo de ir en sintonía con la época en la cual se encuentran
inmersos; el ser parte de una tendencia que nos lleva a conocer el
funcionamiento de las diferentes plataformas tecnológicas; también puede
ocasionar desinterés por no valorar la propia formación. ¿El vivir en una época
cientificista y el hacer uso de tales medios te hace ser dueño de tu
construcción como Ser, como persona con criterio formado? ¿El ser humano se
humaniza o deshumaniza con el uso de las tecnologías? ¿Se puede proponer una
cultura de lo humano desde la tecnología? Son interrogantes en las que se
enmarca el estudio del presente artículo, ya que en este intento por rescatar a
la persona se puede propender a establecer restricciones que atentan (en
algunas ocasiones) sobre el accionar del individuo. Más allá de ver el uso de
los instrumentos tecnológicos como algo negativo y que coartan con las formas
de relacionarse, es un intento de identificar las razones por las cuales el ser
humano se ve inmerso en la manipulación y asociación de tales herramientas como
parte de su estilo de vida, todo accionar del hombre al ser un acto voluntario
(impulsivo direccionado hacia…) también conlleva a tomar responsabilidad de los
acontecimientos fruto de dicha acción. Gazzaniga (2005) entiende que “el libre albedrío ha de entenderse como la
capacidad del propio individuo de controlar los impulsos que se pueden ir
transmitiendo” (p.35). Lo que menciona el autor es que el obrar depende siempre
del impulso de cada ser humano y no de estructuras cognitivas, puesto que la
mayor parte recae sobre la responsabilidad de cada persona y dentro de dicho
obrar se incluye un proceso selectivo que realiza el cerebro.
Otro
momento es que a menudo se evidencian situaciones en donde la creatividad se ve
reflejada en la puesta en cuestión por las imágenes (los memes) con las cuales
son caricaturizados (en algunos casos) personajes conocidos por todos. Ahora
bien, cabe preguntarse si esto realmente produce o fomenta la criticidad, el
ser crítico o, por el contrario, resulta ser solamente un momento para
fastidiar a alguien más. Todas estas formas de expresión a más de provocar un
momento de risa inducen a que también el ser humano se enfoque en propuestas
que en muchos casos no conducen a restablecer un criterio propositivo y
argumentativo, sino por el contrario a que pase un tiempo haciendo uso
(consumiendo) de dicha información sin un fin especifico o productivo. Si se
hace referencia a que el conocimiento debe ser considerado como un todo, es
decir, tal como lo afirma Lucas (1999) lo
sensible y lo intelectual hacen parte del componente cognitivo llegando a
“formar en su conjunto una estructura dinámica” (p.76).
El uso
de la tecnología no debe ser visto como una simple acción de consumo de los
recursos que se tienen hoy en día al alcance. En palabras de Bolaños
Entre
los jóvenes se da muy a menudo la intención de estar haciendo uso de las
herramientas tecnológicas de manera indiscriminada, constante, voluble,
efímera, atemporal, insustancial, concupiscente, parcial, esporádica,
contingente, mutable, etéreo, e incluso con alguna tendencia a reemplazar lo
real por lo ficticio. Tal tendencia de ver a la tecnología como parte
fundamental del proceso de desarrollo humano provoca el estar ausentes de sus
propias transformaciones como personas capaces de fomentar habilidades.
El Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación
(INTEF) del profesorado en España definió un marco común de competencias
digitales (MCCDD). Dicho documento establece una propuesta en donde los
docentes pueden obtener información para la mejora de las prácticas docentes en
el uso de recursos que favorezcan un mecanismo más armónico para el desarrollo
de las actividades en el salón de clases. Estas competencias digitales se
definen como competencias que necesitan desarrollar los docentes del siglo XXI
para la mejora de su práctica educativa y para el desarrollo profesional
continuo (INTEF, 2017). Se requiere
conocer los diferentes medios tecnológicos que están al alcance de las personas
con fines educativos, para fomentar la actitud crítica en el ser humano
conforme puede hacer uso de estos.
Al
reconocer al estudiante como el actor de su proceso de educarse, se estará
dando un impulso a identificar personas activas dentro del proceso de
enseñanza-aprendizaje. Cada vez que se consiga tal propuesta se estará
fomentando la participación de los sujetos de educación y no sujetos en la
educación. La primera es vista como un actor social que se va construyendo en
función de una propuesta educativa donde se lo reconoce como persona activa llamado
a ser el protagonista en la construcción de su desarrollo personal; mientras
que la segunda es considerar un ser carente de facultades para construirse como
persona, un ser pasivo que tiene que ser conducido dentro de una propuesta
educativa definida de la cual solamente puede acatar las directrices ya
definidas. El reducir la opción dentro de la segunda propuesta es acabar con la
capacidad de los seres humanos de poder ir más allá de sus propias limitaciones;
sería continuar manteniendo los viejos esquemas que no aportan al desarrollo ni
mucho menos a establecer situaciones que permitan innovar y trascender la
propia existencia. Garcia y Gonzálvez
La neurociencia ha sido definida como el área de conocimiento que
conjuga los hallazgos sobre el cerebro y su funcionamiento con los objetivos de
las ciencias de la educación, de modo que los educadores encuentren en este
campo un fructífero repertorio de informaciones para mejorar la práctica de su
profesión. Es decir, no solo se trata de conocer el desarrollo neurocognitivo
de la persona, sino de encontrar caminos para facilitar la praxis educativa
(p.60-61).
En
concordancia con lo mencionado, lo que se busca no es contar con seres pasivos
dentro de los procesos educativos; por el contrario, se trata de incentivar
etapas en las cuales el ser humano sea quien oriente propuestas que afiancen
dichos procesos educativos, es decir, que sea el actor de su proceso de
educarse; que a diferencia de consumir los recursos digitales o tecnológicos,
sepa fomentar su criticidad en las circunstancias que lo requieran, tal como lo
propone la neurociencia, siempre en función de la mejora continua al interior
del quehacer educativo. Es desde ese campo donde se puede enfocar y orientar a
qué estudiantes, y el ser humano en general, sea el generador de propuestas
innovadoras por medio de su propio reconocimiento y no identificarse como un
instrumento más en medio de la tecnología. Codina (2015) también menciona al respecto:
El objetivo de la neuroeducación, a diferencia de los objetivos de la
neurociencia cognitiva y la neuropsicología, no es solo entender cómo los seres
humanos aprenden mejor, sino más bien, determinar también la forma en que se
les puede enseñar a maximizar su potencial (p.17).
La
puesta en cuestión de los procesos educativos deben conducir a que el ser
humano se redescubra como el gestor de su accionar como persona, luego en
función de aquello se incorporen los mecanismos (herramientas tecnológicas,
estrategias y procedimientos que avalen la metodología propuesta) que fomenten
las competencias necesarias para que en la práctica, o uso de aquellos recursos,
se generen procesos educativos que favorezcan el conocimiento crítico de
aquellos elementos y con ello el restablecer una propuesta educativa que se
enmarque en la adquisición de aprendizajes significativos.
De lo
dicho se desprenden dos posturas: la del estudiante que ve a la tecnología como
un fin de consumo y que, por ende, se esmera por estar pendiente de los medios
tecnológicos como su estilo de vida y ‘supervivencia’ para alcanzar un
desarrollo personal, o como un estatus que le posiciona en la sociedad,
otorgándole ciertos beneficios y privilegios. El segundo momento es el
ejercicio docente que en algunos casos son vistos como restrictivos, en cuanto
al uso y dominios de aquellos medios tecnológicos, y que por temor a lo
desconocido no logran ser implementados en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
En otros casos, por el desconocimiento de los mismos no se cuenta con las
habilidades necesarias para guiar el uso adecuado de dicha información que
encontramos en el uso de estos medios tecnológicos. Por consiguiente, la
propuesta radica en que como docentes se requiere un conocimiento de la
utilización de los medios tecnológicos, para poder proponer una humanización en
el uso y utilización de dicha información y aparatos electrónicos. Solo de esa
manera se puede hablar de una humanización en aras de rescatar el modo de ser
personas.
Por tal
razón, hablar de una criticidad y más aún de una humanización desde el uso de
aquellos medios tecnológicos puede provocar muchas controversias en el desarrollo
de este documento o posterior, pero se quiere dejar planteado que hacía allá se
deben enfocar las propuestas nuevas que van surgiendo. Algunas instituciones
educativas propician el uso de las tecnologías al interior de las prácticas
educativas como un factor de ayuda a la mejora continua, en cuanto a los
procesos, pero el uso desmedido y sin ninguna intencionalidad tampoco es
coherente y, peor aún, correcto. Para la Plancarte (2017), “la inclusión se ha convertido en una palabra común en diferentes
ámbitos del desarrollo de la humanidad” (p.214). Tal palabra ha llegado a tener
tanto impulso que hoy se utiliza en la mayoría de los ámbitos; hay quienes
incluso la usan para referirse a la parte de la tecnología pero lo que
realmente debe interesar es la visión de la UNESCO (2019) sobre la inclusión: “el acceso a una educación de calidad en
igualdad de circunstancias y oportunidades de aprendizajes para todos” (p.78).
Si se quiere ver de esta manera cuando se hace referencia al proceso educativo
debe interesar que los procesos educativos se ajusten o se articulen en
fortalecer el carácter de una educación para todos y en igualdad de
oportunidades, que reafirme el carácter de ser personas con una visión de
humanización y no solamente de consumo de los medios digitales o tecnológicos.
Entiéndase
bien que los enunciados propuestos en esta reflexión tienen la intencionalidad
de reafirmar la identidad de cada ser humano, es decir, su modo de ser persona
y no el de estar inmerso en un medio tecnológico, siendo un objeto más en medio
de otros tantos. Por el contrario, es definir lo que identifica a la persona con
capacidad de pensar y actuar independientemente de si se cuenta con las
herramientas tecnológicos o no. En ese caso, si se llega a constituir ese modo
de ser no como algo categórico sino como algo sustancial, se estará recurriendo
a ver sujetos de educación que pueden transformar sus realidades y dar sentido
a los elementos con los cuales se relaciona; es decir, se estará propiciando la
direccionalidad que es el hombre quien puede emplear la tecnología para poder
llegar al conocimiento de las cosas y sin esta acción personal no puede ser
descubierto; peor aún, la persona puede quedarse en un estado de incomprensión
si no se define como Ser capaz de obrar en base a las facultades que le fueron
concedidas, aprehender lo que le resulte desconocido. Dicho de otra forma, la
persona es un ser de acción que por medio de sus actos sale de inactividad y
haciendo uso de los diferentes medios puede adentrarse en su proceso de
transformación.
La Neuroeducación como Mecanismo para Transformar el
Proceso de Enseñanza-Aprendizaje y Hacerlo un Espacio de Conocimiento Didáctico
Para De Zubiría (2009), “las tres funciones universales del cerebro
humano son conocer, valorar y decidir” (p.30); de esto resulta importante enfocar
que todo el proceso educativo este encamino a direccionar la enseñanza, la
instrucción, el aprendizaje, la formación y el desarrollo integral de la
persona basado en cómo funciona el cerebro del ser humano. De llegar a
conseguir tal principio se podrán tener estrategias que apalanquen el accionar
educativo en función a las necesidades y requerimientos de las personas.
¿Desde qué
postura se puede afirmar la propuesta de seres capaces de desarrollarse? Desde
la perspectiva de ver a personas sujetas de educación, es decir, personas que
pueden autodefinirse por sus propios medios y dejando de lado el carácter de concebir
al ser humano como carente de conocimientos previos. Por una parte, la lógica
proporciona elementos que redefinen un accionar en función de concebir seres
orientados a su dimensión de transformar su realidad con bases coherentes. Aguilar,
Bolaños y Villamar (2017) mencionan: “el razonamiento es una
actividad peculiar de la inteligencia humana, que no se encuentra ni en los
animales, ni en los ángeles y ni siquiera en Dios” (p. 18). Dicha actividad
cognoscitiva está vinculada de manera estricta a la acción humana, por estar
dotado de la capacidad de decidir y obrar de acuerdo a principios establecidos
y definidos por cada ser humano. Por ende, depende de la manera como concibe,
conoce, por su carga genética y por factores del medio que van modificando su
modo de accionar y ver la realidad.
La razón
humana hace posible que cada persona se defina e identifique ante enunciados o
planteamientos de la realidad; es decir, el ser humano es un ser capaz de
llegar al conocimiento de las cosas mediante el uso de sus facultades mentales,
cognoscitivas y por la voluntad. Dicha acción la realiza por la intelección y
abstracción de la realidad de los elementos que percibe dentro de su entorno.
Sin embargo, queda suelto un planteamiento ¿lo que no logra percibir (abstraer)
queda inexistente? Cabe decir que aquello que no es captado o percibido por la
conciencia humana resulta ser desconocido, más no que aquello no existe, es
decir, el ser humano puede llegar al conocimiento de aquellos elementos
desconocidos siempre y cuando hago uso de sus facultades, lo cual resulta ser
una operación del intelecto que le permite traspasar las barreras de sus
propias limitaciones. Por tal razón, se afirma el carácter del ser humano como
un ser capaz de dejarse conducir por el asombro y llegar al conocimiento de los
elementos que resultan incomprensibles. En la afirmación de la razón como
fuente primaria del conocimiento, propone Hessen (1981):
Según esta postura un conocimiento es tal solo cuando cumple con las
reglas básicas de la lógica y posee una validez universal. En otras palabras,
cuando nuestra razón juzga, con claridad y evidencia, que una cosa tiene que
ser así, siempre y en todas partes, y que no puede ser de otro modo, solo
entonces nos encontramos ante un verdadero conocimiento. Un juicio cumple con
los anteriores requisitos adquirirá el carácter de necesario y tendrá una
validez universal (pp.43-44).
En
consecuencial uso de los elementos de la lógica hace posible que el ser humano
se redescubra como un ser capaz de transformar su realidad, mediante postulados
válidos, con coherencia y razonamientos muy bien fundamentados. Tal principio lleva
a afirmar lo dicho al principio de este documento: no solamente el uso de los
medios tecnológicos refiere identificar a personas, sino que a su vez debe
existir un razonamiento para qué, que permita darles sentidos a tales elementos.
Esta actividad le compete estrictamente al ser humano como un ser libre de
decidir y actuar, no quedándose como un ser dependiente de los medios
tecnológicos y que le definan como persona. En otras palabras, no es la
tecnología lo que conduce a ser persona (mediante su uso) sino en el accionar y
la utilización de dichas herramientas es como se identifican a personas
intencionales, en cuanto se les da sentido a dichos elementos. Por consiguiente,
la persona da sentido a los medios tecnológicos, haciendo posible que se
produzca un proceso de redefinición de los elementos materiales. En los
siguientes enunciados (por mencionar los usos de la lógica) se plantea una
postura que debe estar vinculada de manera estricta: algunas veces el uso de la
tecnología es sinónimo de innovación; toda innovación va relacionada con la
educación; la tecnología debe venir de la mano con la educación.
Las
herramientas tecnológicas contribuyen a que se propongan nuevas estrategias
para el desempeño de la labor educativa, pero no se debe entender que con
solamente implementar las mismas dentro de un salón de clases ya se ha dado
paso a una verdadera innovación. Se requiere del factor humano que pueda darle
sentido a tales elementos y realizar un buen uso que afiance la propuesta
educativa. De igual manera, si no se ha realizado una adecuada educación en el
manejo de tales medios o herramientas, no es posible que estos favorezcan un
aprendizaje o que estén encaminados a construir conocimientos que permitan
enriquecer al ser humano. Las herramientas tecnológicas son simplemente esos medios
que proporcionan un trabajo diferente (haciendo mención dentro del acto
educativo) a través de eso se deben establecer estrategias que potencien dicho
accionar y más aún la educación debe ser el filtro que haga posible para que
tanto las estrategias como las herramientas puedan tener un efecto positivo en
el proceso de incentivar y motivar a que el ser humano sea quien se eduque y
adquiera el conocimiento necesario para su uso adecuado, con un enfoque
recursivo y que sea productivo para el ser humano.
En la
medida que la persona identifique a la tecnología como un elemento que
posibilita mecanismos de aprendizaje, puede darse paso a que se la emplee
dentro de los procesos de enseñanza-aprendizaje como un medio de mejora para la
educación. A pesar de lo dicho en algunas ocasiones, la tecnología resulta ser
un factor discriminatorio, por cuanto no todas las personas cuentan con una
orientación en el uso de tales medios y en otras no se tiene acceso a los
elementos que la conforman, lo cual ocasiona que no sean empleados para los
fines educativos previstos. Además, entre los jóvenes que utilizan muy a menudo
la tecnología, resulta tener fines recreativos y funciona como distractor,
evadiendo en ocasiones su realidad. Kant (2008)
menciona: “el hombre sólo por la educación puede llegar a ser hombre. No es
nada más que lo que la educación hace de él” (p. 31). Para el autor es por
medio de un proceso educativo como el ser humano adquiere su carácter de
persona, no en el uso de los medios tecnológicos. Dicho de otra manera, es el
accionar humano y el uso de su razonamiento lo que le caracteriza y define como
ser capaz de adentrarse en el conocimiento de las cosas. Terrones (2018) menciona: “En medio de un mundo en el
que estamos inmersos por la lluvia constante de información, es necesario que
adoptemos una dimensión crítica y transformada, y los medios de comunicación
nos pueden servir para eso” (p.334). Se requiere identificar de dónde procede
aquella información que llega a la persona, sus fuentes, la veracidad, lo que
transmite, comunica y diferenciar sus aportaciones para de este modo crear una
cultura de dar por verdadera.
No está
por demás afirmar que si las personas se quedan solamente como espectadores de
como la tecnología (y los medios) van evolucionando, se pierde la capacidad de
constituirse como gestores de su propio desarrollo, por lo cual resulta
importante ser personas que establecen la dimensión de transformadores de la
realidad y no como lo plantea Marcuse (1984)
con la idea del ‘pensamiento único’, en donde se establece un predominio de lo
económico sobre lo político, eliminando la racionalidad y por consiguiente las
leyes establecidas de la lógica.
Por
consiguiente, todo ser humano se encuentra dotado de las facultades necesarias
para poder hacer frente a las propuestas que buscan deshumanizarlo, que en
lugar de rescatar la condición humana minimizan la estructura del ser,
haciéndolos simples consumidores de recursos tecnológicos, sin que se pueda
tener la capacidad de propender al propio desarrollo personal. Patrascoiu (1982) afirma que: “el pensamiento se produce
bajo tres formas esenciales: la idea, el juicio y el razonamiento” (p.18), del
que el razonar resulta ser característico de los seres humanos que no solamente
adoptan posturas predeterminadas, sino que a su vez pueden optar por uno u
otra, es decir, esta capacidad de decidir es lo que define a los seres humanos
como capaces de transformar la realidad o de ser simples consumidores de los
medios tecnológicos.
Entiéndase
a la lógica como la ciencia que trata del estudio de las leyes del pensamiento,
dentro de la cual se establecen dos momentos circunstanciales:
·
Substancia - Aquello que le constituye.
·
Forma - Las formas en las que se manifiesta.
Substancia
- Le interesa estrictamente a la psicología en cuanto objeto de estudio y
análisis, por cuanto le interesan los factores donde se genera y procesan los
pensamientos en cuanto tal.
Forma -
Le compete las formas del pensamiento en cuanto actividad intelectiva de
generar pensamiento que definen las formas del obrar.
La
lógica tiene un carácter normativo, debido a que permite establecer las
condiciones que posibilitan un carácter formal del pensar para que tales
enunciados tengan validez y verdad conforme los principios del razonar. Por tal
razón, la lógica establece las condiciones que hacen posible un pensamiento
(razonamiento) bajo normas de los juicios válidos, con lo cual se promueve que
el ser humano se encuentra dotado de elementos lógico para hacer un uso
adecuado de los medios tecnológicos, a su vez su estructura psíquica le otorga
las ideas necesarias para poder implementar estrategias innovadoras dentro de
su modo de actuar que lo rediseñan como un ser sujeto a superar y reorganizar
los actuales modelos educativos. Aguilar (2011)
menciona:
La tarea pendiente para la epistemología de la tecnología es deslindar
la definición de fenómeno tecnológico fáctico y la definición de fenómeno
tecnológico axiológico. El primero pertenece al ámbito de la necesidad, se
vincula con el hecho, con el dato real y observable, por ello es objeto de la
ciencia. El segundo pertenece al ámbito de la libertad humana (propia de la
moral y de la ética) y por eso mismo, es objeto de la metafísica (pp.130-131).
Se
considera como factor fundamental el desvincular el interés existente entre la
tecnología y sus principales razones, es decir, descubrir el principal interés
en el uso e implementación de las herramientas tecnológicas dentro de los
procesos educativos, que otorguen sentido y significado a las propuestas metodológicas
que conllevan a crear aprendizajes significativos tanto en estudiantes como en
las personas que hacen uso de tales medios. La postura que se adopte siempre
dependerá de cada persona. No obstante, el uso de la tecnología no puede
eliminar la capacidad de elegir en la toma decisiones.
La
realidad que circunda evidencia que la Era Tecnológica está bien marcada y que
se encuentra en constante evolución o cambio. A pesar de ello no se puede
diseccionar la historia ni mucho menos que la tecnología termine fulminando la
capacidad de decidir o que provoque tal separación entre el ser humano (ántrophos), el proceso de educación (paideia) y las herramientas tecnológicas
(téchne). Los tres momentos conforman
una misma realidad sociocultural que definen un proceso histórico, del cual
siempre debe resultar beneficiado el ser humano por cuanto da sentido a la
historia y es quien puede revalorizar los procesos que se han venido
desarrollando a lo largo de la misma.
El acto
de dar sentido a los componentes tecnológicos viene dado por la actividad
humana de identificar tales medios como posibilidades de mejora en el proceso
educativo, en razón que sirven para mediar los aprendizajes que se van
adquiriendo en los diferentes espacios destinados a la labor de
enseñanza-aprendizaje. Por tal razón no puede ser vista la tecnología, y peor
aún la innovación, como factores separados del accionar humano; por el contrario,
es el quién permite que sea posible su ejecución y puesta en marcha dentro de
los actuales escenarios educativos, como componentes que hacen posible un
adentrarse y adueñarse de los contenidos que se van impartiendo con los
recursos que se utilizan. Morin
Todo
acto de conocer es actividad humana que involucra un dinamismo, categoría o
acción de intelección que efectúa la persona conforme logra abstraer las
características de aquello que es fruto de conocimiento. Tal acción es
considerada como el direccionamiento de la persona que aprehende hacia algo
completamente diferente de su modo de ser (llegando a considerar que el proceso
de innovación depende de manera estricta de la persona que realiza tal
operación y pone en marcha su imaginación y creatividad), definiéndolo como un
ser capaz de dar sentido a los elementos con los cuales interactúa dentro de su
entorno.
La
actividad que efectúa el ser humano es fruto de su curiosidad e interés por
llegar al conocimiento de aquello que le resulta desconocido, adueñándose de
una parte esencial de la realidad que le circunda.
El Predominio del Ciberespacio y la Importancia de
Reformular los Procesos Neuronales
Resulta
muy peculiar que la juventud se sienta muy atraída por la parte virtual. El uso
de manera indiscriminada del internet hace notar que no se pueda escapar de
esta brecha que está creciendo muy vertiginosamente (huella digital), obligando
al ser humano a que redefina su carácter de identidad, permanencia y formas de
estar en este mundo digitalizado.
Entre
los seres humanos que son herederos de esta Era Tecnológica, que nacieron
inmersos en tales procesos, en ocasiones resulta muy fulminante, confuso, el
identificar lo real de aquello que no lo es, provocando indecisiones,
desalientos, prototipos, alterando la distancia, las formas de comunicarse, la
presencia física, la autodefinición, evasión de los principios y hasta incluso
traicionando su propia personalidad por establecer patrones que en muchos de
los casos vienen ya dado por factores externos a ideales. Tales formas de
representación o autodefinición (del remplazo de lo real por lo virtual)
conducen en la actualidad a que el joven se cuestione su modo de ser y estar,
es decir, donde se hace posible su modo de existir y estar. La existencia
humana se encuentra trastocada por esta necesidad de lo digital, otorgándole a
la misma toda capacidad de autorrealización y sentido de supervivencia (porque
no solamente los jóvenes son quienes tienen una cuenta de Facebook, Twitter, Instagram,
etc. Casi todas las personas poseen una cuenta hoy en día, convirtiéndose en
dependiente de la información que se encuentra en la web, mediatizando el sentido intencional del ser
humano.
Se le ha
dado tanto poder al ciberespacio que permite hacer una representación simbólica
de la realidad, convirtiéndose en un espacio autosuficiente lo que para Yehya (2008) llama espacio de “alucinaciones
consensuales” (p.127), estados en los cuales se convierten en francos y en
ocasiones hasta extrovertidos en manifestar deseos y fantasías que son reprimidos
(por temor a qué dirán); es poner en tela de juicio las reglas culturales y
establecer esta ruptura de la dialéctica de lo que se desea y rechazar la
propia condición humana para esta puesta en escena de lo que no se es capaz de
afrontar y expresar en la realidad, relegando a ser sombras de la propia
existencia, en donde solamente se expresan prototipos de los ideales que no se
pueden alcanzar al mismo tiempo que creando imágenes falsas de aquello que no
se puede ser.
Tal
cosmovisión manifiesta una postura como seres incapaces de alcanzar el propio
desarrollo y peor aún como personas estáticas en las que no es posible definir
su modo de ser y en el que el mundo pasa de manera rápida, sin poder hacer nada
para cambiarlo y modificarlo.
Este
rechazo de la propia personalidad, buscando ocultar su comportamiento a lo cual
no puede hacer frente por su falta de valentía, hace que el ser humano oculte
su verdad respecto a sus impulsos agresivos, lo que le permite legitimar tales
comportamientos de grandeza, pese a ser simulados por un juego en base a esta
realidad aumentada. Estas formas de representarse denota la falta de
consideración que se tiene hacia sí mismo, dando mayor importancia a elementos
para que lo autodefinan como un ser capaz de grandes logros.
Las
formas de expresión que se manejan, bajo los códigos proporcionados por lo
digital, lo hacen ver como una persona alienada, que atenta contra su propia integridad,
ocultando sus emociones. El psicoanalista Žižek (2006)
lo ha denominado “engaño simbólico”, y revela lo difícil que es para el ser
humano de hoy expresar sus emociones ya que para ello tiene que recurrir a
patrones predeterminados que remplacen las diferentes expresiones que no le son
posible manifestar. Al ser una pantalla tales formas de expresión también
denotan lo que en verdad cada persona es.
Como prueba
de todo lo dicho basta ver la mayoría de las imágenes que encontramos
circulando por medio de las redes sociales, que son una imagen trastocada,
posada, actuada, reeditada, ensayada, sobreactuada, modificada, imitada y
muchas de las veces sobre dimensionada, remplazando al sujeto en este
ciberespacio. La mayoría de las veces las personas desean ser aquella imagen en
que han sido idealizadas. Las relaciones sociales se definen por el uso de
aquellos medios tecnológicos. Los mismos intercambios suelen darse fuera del
sujeto, siendo estos mediados por una máquina haciendo que la persona se pierda
en el mundo digital, desarraigando al sujeto de su situación concreta como tal,
quedándose incompleto y con la tendencia a olvidar su historia, lo que le lleva
en ocasiones a replicarlas.
Todas
las formas de representaciones virtuales son simplemente eso, simulaciones de
algo concreto. Lo virtual (o la tendencia de hoy llamada realidad aumentada) no
es sinónimo de realidad (haciendo mención a lo concreto y no a lo imitado o
fingido); por el contrario, lo anterior solamente resulta ser una
representación de lo real, simulando estados, situaciones, momentos y formas de
algo que en la realidad no existe.
Quien se encuentra inmerso en este mundo digital
resultará teniendo una relación en solitario, debido a que hay que cuestionar
la información que se transmite por esos canales e incluso el no tener la
certeza de si aquellas imágenes en realidad existen o son verdaderas. Esta
tarea le compete al ser humano, el establecer parámetros que le permitan
descrinar la información y validar los datos que va obteniendo en el uso de
tales medios; por consiguiente, en el razonamiento crítico que realice
encontrará la verdad de los planteamientos que va identificando y no los
asumirá a la primera como datos reales y existentes.
Se
requiere retomar los postulados de reafirmar la conciencia en el Ser humano,
conciencia de su tiempo, espacio, modo intencional, propio de sus facultades de
autodefinirse como un ser sujeto de relaciones personales, dentro de un espacio
temporal concreto, revalorizar el contacto con su medio y en procesos reales. Es
cierto que el ciberespacio ha abierto campos impensables de formación y
estudio, que con solamente dar un clic se tiene acceso a la información, pero
al mismo tiempo puede conducir a crear dependencia de esos ambientes para poder
interactuar. De otra forma el permanecer en estas plataformas haciendo uso
constante denota el quedarse sumergido por lo digital como consumidores
pasivos.
La
neurociencia centra su estudio en los procesos del conocimiento y modos
conductuales (actos) fruto del proceso mental que realiza el ser humano. A
pesar de aquello existen algunos cuestionamientos que plantean la falta de
conocimiento del funcionamiento del cerebro humano. De tal modo que para Ortiz (2015) “el funcionamiento del cerebro aún es un
enigma en su dimensión procesal y en su dinámica” (p.29), por lo que resulta
imprescindible llegar a comprender como el ser humano realiza procesos de
comprensión de la realidad, para poder desarrollar estructuras que favorezcan
un adecuado aprendizaje. De igual forma, Llinas (2003)
menciona: “El cerebro es una maravillosa máquina biológica, intrínsecamente
capaz de generar patrones globales oscilatorios que literalmente son nuestros
pensamientos, percepciones, sueños, en fin, el sí mismo” (p.79), llegando a
identificar que es el cerebro quien puede procesar información de manera
autónoma e independiente, para luego poder adherirse a sus propias estructuras
mentales.
Cabe
mencionar que el cerebro humano responde a patrones diferentes, ante
situaciones similares lo cual hace que no se tengan datos que encierren de una
forma definitiva un tipo de comportamiento que sea generalizado para todas las
personas, por lo cual se quiere dejar por sentado que los procesos neuronales,
al ser diferentes en cada persona, definen que dicha actividad es una operación
que solamente la puede realizar la persona en cuanto se reconoce como un ser
capaz de traspasar situaciones complejas; con mayor razón resulta que el ser
humano es quien puede dar valor a los componentes tecnológicos y realizar
procedimientos que le conduzcan a una toma de decisión ante los diferentes
medios o herramientas que encuentra en su entorno. De este modo, retomando las
dos ideas planteadas, es verdad que no hay un patrón que defina cómo se
comportan de forma exacta los procesos del pensar y eso hace que al tener
diferentes expresiones el ser humano es el único ser capaz de reinventarse
(puede optar) y de ese modo encontrar en el ciberespacio su modo de reafirmarse
como tal.
Conclusión
La forma
de estar del ser humano conectado en este mundo digital debe conducirlo a que
se vea como un ser que valora lo tecnológico, pero al mismo tiempo a poseer una
actitud crítica ante el uso de tales herramientas. En otras palabras, es quien
puede encontrar factores que le permitan entender su realidad y no a la inversa,
que termine perdiéndose en tales formas mediáticas.
Sus
formas de expresión no deben ser solamente las de depender de aquellos medios o
formas de comunicación (su estado de ánimo no debe estar definido por un like o
si los demás cibernautas vieron o no el estado que publicó en su espacio). Cuando
se use una imagen debe verse él mismo de forma real y no que se vea una idea o
representación de su ser. Además, debe concebirse como una persona que tiene la
facultad de pensar y confrontar aquello que está viendo por tales medios,
haciendo uso de todos sus sentidos y no quedándose con una parte de aquellos.
Nunca dejarse llevar por las emociones, lo cual solamente le haría ver como una
persona que se conduele pero que no hace nada por ayudar o por proponer una
solución ante situaciones de la vida cotidiana.
Como
personas en procesos de educación, no es suficiente con hacer uso de los medios
que están al alcance de todos. Es una tarea del docente el hacer que estos
medios estén en función del proceso de humanización de todas las personas y no
a que sean los medios quienes humanicen.
En definitiva,
lo que se quiere debe ser que el “mundo” de la web no reemplace la realidad a
tal punto de afirmarla; se quiere de la evidencia de personas como actores y
constructores de una sociedad más coherente, con criterio; una sociedad humana,
sensible, transparente, ordenada, con sentido; una sociedad equilibrada,
segura, solidaria, pero sobre todo donde no se tergiverse el sentido del Ser. El
hombre es un ser de su tiempo, y como tal está llamado a no repetir los errores
de su historia.
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