Artículo Original
La Resilencia como Capacidad Humana en el
Fortalecimiento de la Gestión Educativa
Resilience as a Human Capacity in
Strengthening Educational Management
Universidad
Pedagógica Experimental Libertador, Venezuela;
Universidad
Metropolitana del Ecuador, Sede Guayaquil; y
Heriberto E. Luna Álvarez
Moon
International University, Miami, Florida, EEUU.
La
correspondencia sobre este artículo debe ser dirigida a: Gloria M. Rodríguez.
Email: r.gloria@hotmail.com
Fecha de recepción: 18 de junio de 2020.
Fecha de aceptación: 23 de octubre de 2020.
¿Cómo citar este artículo? (Normas APA): Rodríguez, G.M., Luna
Álvarez, D.R., & Luna Álvarez, H.E. (2020). La Resilencia como Capacidad Humana en
el Fortalecimiento de la Gestión Educativa. Revista Científica Hallazgos21, 5(3), 338-357. Recuperado de
http://revistas.pucese.edu.ec/hallazgos21/
Resumen
El presente estudio tiene como propósito analizar la resiliencia
como una capacidad humana en el fortalecimiento de la gestión educativa en los docentes
de pregrado, Extensión Académica Acarigua, del Instituto de Mejoramiento
Profesional del Magisterio (IMPM) en Venezuela, el cual se sustentó
teóricamente asumiendo la actitud implícita en el ser humano, lo cual conlleva
a sobreponerse ante cualquier adversidad para transformar la realidad; es por
ello que el ámbito educativo, ante adversidades, requiere de la capacidad
gerencial del docente o directivo, porque debe resistir, adaptarse para
sobreponerse y recuperarse de manera eficaz, oportuna ante las novedades a las
cuales está expuesto. Para ello, se asumieron las teorías de Jerarquía de
Necesidades de Abraham Maslow y los Factores Motivacionales de Hertzberg,
relacionadas a los diferentes niveles de la resiliencia. Metodológicamente el
estudio se ubicó en el paradigma positivista, enfoque cuantitativo, orientado a
través de una investigación de campo, descriptiva, considerándose como
población los docentes del IMPM y como muestra se asumió ocho profesionales que
laboran en la Extensión Académica Acarigua, a quienes se les aplicó un
cuestionario de 24 ítems. Se comprobó que la resiliencia presente en la gestión
educativa en los docentes de pregrado es muy débil, porque el docente desiste
ante situaciones difíciles y no reacciona de la mejor manera; a esto se le suma
la falta de recursos y herramientas. A pesar de existir la mejor disposición de
seguir adelante, de acuerdo con esta situación, se recomienda ayudar a los
profesionales a enfrentar retos y que requieren motivación y apoyo
institucional, para que se fortalezca esa gestión educativa y esté en capacidad
de abordar situaciones que les son negativas, y se puedan estimular las
actividades formativas.
Palabras
clave: resiliencia; capacidad gerencial;
gestión educativa.
Abstract
The present study aims to analyze
resilience as a human capacity in the strengthening of educational management
in undergraduate teachers, Acarigua Academic Extension, of the Institute for
Professional Improvement of Teaching (IMPM) in Venezuela, which was
theoretically supported by assuming the implicit attitude in the human being,
which leads to overcome any adversity to transform reality; That is why the
educational environment, in the face of adversity, requires the managerial
capacity of the teacher or director, because they must resist, adapt to
overcome and recover in an effective and timely manner in the face of the
novelties to which they are exposed. For this, the theories of the Hierarchy of
Needs of Abraham Maslow and the Motivational Factors of Hertzberg, related to
the different levels of resilience, were assumed. Methodologically, the study
was located in the positivist paradigm, quantitative approach, oriented through
a descriptive field research, considering the IMPM teachers as a population and,
as a sample, eight professionals who work at the Acarigua Academic extension, to
whom a 24-item questionnaire was applied. It was found out that the resilience
present in educational management in undergraduate teachers is very weak,
because the teacher gives up in difficult situations and does not react in the
best way; Added to this is the lack of resources and tools. Despite the
existence of the best disposition to move forward, according to this situation,
it is recommended that professionals who face challenges should be helped, who
require motivation and institutional support, so that educational management is
strengthened and is able to address situations that they are negative for them
and training activities could be encouraged.
Keywords: resilience; managerial capacity; educational
management.
La Resilencia como Capacidad Humana en el Fortalecimiento de
la Gestión Educativa
Hablar de resiliencia es referirse
particularmente a la capacidad de rescatar, adaptarse y adecuarse de forma
satisfactoria a la fatalidad o adversidad, desarrollando una actitud social,
estudiosa y vocacional a pesar de estar en riesgos a diversos eventos
desfavorables. Esto incluye el estrés grave, las tensiones inherentes al ritmo
de vida de hoy y los entornos difíciles de las instituciones y organizaciones. Es
por ello que el docente, el estudiante, cualquiera sea su edad, requiere
desarrollar la resiliencia, de allí que en el campo educativo signifique la
fortaleza de resistir los diversos cambios de la vida personal, familiar,
profesional y social. Para ello, es importante reconocer el dolor, la lucha, el
sufrimiento implícito en el proceso y que se requiere la adquisición de
competencias, eficacias propias, constancia, capacidad de acometer y resistir.
Considerando que las instituciones
educativas son espacios pertinentes para fomentar la resiliencia en el contexto
educativo y social, con frecuencia se contextualizan adversidades que llevan a
la desesperanza, convirtiendo los problemas en difíciles de superar. El docente
se convierte en una figura de apoyo, un sujeto significativo para los
estudiantes y la institución educativa, y que está en capacidad de ser una
herramienta válida adaptable al aula, que orientará, fortalecerá y encauzará
los problemas cotidianos del ámbito escolar, personal y mejorar la convivencia.
Ante este panorama y reconociendo la situación venezolana la presente
investigación tiene como propósito analizar la resilencia como una capacidad
humana en el fortalecimiento de la Gestión Educativa en los Docentes de
Pregrado, Extensión Académica Acarigua, del IMPM.
La resiliencia un problema de
actualidad
Hoy día, a nivel mundial, se observa
personas que a pesar de todos los problemas que puedan vivir o que hayan vivido
mantienen un ritmo de vida anímico, alegre, capaz de sobreponerse, superar las
adversidades que se han enfrentado o retar las que estén por llegar, superando
pérdidas, trabajando con condiciones mínimas; continúan con su carisma,
conservando sus propósitos de vida; son personas que a través del tiempo han
aprendido a ser resilientes, a pesar que muchos de ellos, pudieron ser
transformados por esas situaciones.
En este sentido, Pittaluga (2014)
señala que la resiliencia es un concepto cuyo significado depende del contexto
en que se torne. En física, originalmente se refiere a las cualidades de un
resorte, resistir presión, replegarse con flexibilidad y recobrar su forma
original. En ecología, la capacidad de las comunidades de absorber diversas
perturbaciones; mientras que en psicología, habilidad de las personas o grupos
para sobreponerse al dolor emocional y continuar con su vida.
De allí que Rutter, citado por
Pittaluga (2014), defina la resiliencia como “un fenómeno manifestado por
personas que evolucionan favorablemente, habiendo sido víctimas de estrés que,
para la población general, comprendería un riesgo serio con consecuencias
graves” (p.78). De acuerdo con lo planteado por el autor, la evolución lleva
tiempo y combina diferentes atributos, situaciones tanto en el ámbito social
como cultural.
En América Latina, el estudio de la
resiliencia, según Palomar (2012), comenzó con el análisis de riesgo de los
diferentes países. Debido a la rapidez y dinámica que se transforman, el
desarrollo de los escenarios, mercados, movimiento sociales, tecnológicos,
migratorios y económicos, ha demandado
que sus dirigentes, líderes, actores principales, el entendimiento, la dinámica
socioeconómica, que atraviesan los países en vías de desarrollo como lo son la
mayoría que forman parte de Latinoamérica.
De acuerdo a este planteamiento, Factory
Mutual Global (2016), compañía de seguros de Estados Unidos, refiriendo un
trabajo titulado “La Resiliencia de América Latina: de Costa Rica a Venezuela”,
que busca saber a fondo los compromisos que para cualquier país permiten las
diferentes situaciones adversas, ya sea por elementos geofísicos, estructura
productiva, mala gobernanza política o desastres naturales, destacó tres
grandes renglones: factor económico, calidad de riesgo y cadena de suministro,
que incluye el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita, riesgo político y
dependencia energética del petróleo (tanto en la importación como la
exportación), la exposición a desastres naturales, la calidad de los sistemas
de respuesta a dichos desastres, calidad de los sistemas contra incendios,
factor cadena de suministros, control de la corrupción, la calidad, cantidad de
las infraestructuras y los suministradores locales.
Este informe arrojó que Venezuela ocupa
el puesto 130, con PIB per cápita en barrena e inflación desbocada, riesgo
político - amenaza de golpe de estado o guerra civil, problema por los bajos
precios del petróleo, ocupando el último puesto en el factor económico, con
poco o nulo control sobre la corrupción y suministros locales inexistentes en
muchos ramos. En cuanto al factor cadena de suministro, sitúa al país en el
puesto 128, con sólo Chad y Mauritania por detrás, aunado al impacto de la
sequía y la carencia de instalaciones redundantes sobre el suministro
eléctrico, considerando que Venezuela es un caso extremo de desintegración
político-económica que puede mejorar en plazo más largo que corto, mal situado.
Este panorama ha llevado a que muchos venezolanos
se hayan ido a otros países, huyendo de la realidad del país, buscando otras
oportunidades. Profesionales de diferentes especialidades no asumieron el reto
de vivir las adversidades; otros lo han perdido todo. Un grupo numeroso decidió
empezar de nuevo en otro lugar que no es su patria, existiendo un gran éxodo de
profesionales de la docencia, mientras los que se mantuvieron y están
enfrentando las adversidades se han enfrentado a los altos índices de
inflación, elevado costo de vida, escasez de productos y el salario no alcanza
para cubrir las necesidades básicas.
Todo ello conduce a que el personal de
la docencia, que es formador de futuro, tenga que practicar o asumir la
resiliencia para poder soportar estas calamidades y a su vez trasmitir a sus
estudiantes ese ánimo y entusiasmo de seguir adelante, porque no se puede
enseñar lo que no se practica, si no se está convencido que se puede vencer la
situación adversa; el mensaje no llegará de forma efectiva; además, existe una
gran cantidad de multiplicadores de la información que deben asumir ese rol de
enseñanza.
Según Arias (2017), el letargo
económico de Venezuela ha afectado gran cantidad de instituciones. De allí que
las universidades nacionales no escapen de esa realidad; por ello, los
Institutos Pedagógicos han manifestado una baja de presupuestos, que ha
incidido en la prestación del servicio de comedor, transporte, los programas de
becas, el cumplimiento de compromisos de salarios, los seguros, falta de
recursos materiales, que han conllevado a hacer más crítica la situación,
incidiendo en el proceso de enseñanza aprendizaje. Para ello sería necesario
contar con profesionales que enfrenten esas adversidades mediante la
resiliencia.
En este contexto, los docentes de pregrado
en la Extensión Académica Acarigua, del Instituto de Mejoramiento Profesional
del Magisterio (IMPM), en conversaciones informales han manifestado que tienen
que enfrentar esa difícil situación; sin embargo, señalan algunos “por
compromiso”, otros dicen “obligados”, una gran mayoría manifiesta “porque no
queda alternativa”, lo que son indicios que la resiliencia no está presente. A
pesar de ser portadores de ese compromiso que tiene todo educador, no se está
demostrando superación frente a las adversidades, sino resignación a falta de
otra actividad que realizar, horizonte que no es alentador porque no trasmite a
sus educandos el espíritu de superación, sino de conformidad y vulnerabilidad
ante las adversidades, lo cual es negativo en el proceso educativo y, por ende,
lo es la gestión educativa del docente.
Este escenario lleva a plantear los
siguientes objetivos en esta investigación: (a) Analizar la resilencia como una
capacidad humana en el fortalecimiento de la gestión educativa en los docentes
de pregrado, Extensión Académica Acarigua, del IMPM; (b) Determinar la
resilencia presente en la gestión educativa en los docentes de Pregrado, Extensión
Académica Acarigua, del IMPM; (c) Identificar los elementos de la resilencia
como una capacidad humana en el fortalecimiento de la gestión educativa en los docentes
de pregrado, Extensión Académica Acarigua, del IMPM; (d) Enunciar acciones que
fomenten la resilencia como una capacidad humana en el fortalecimiento de la gestión
educativa en los docentes de pregrado, Extensión Académica Acarigua, del IMPM.
Teorías relacionadas con la resiliencia
Gerencia
Oyarce (2004) señala que la gerencia
representa una función administrativa, de índole profesional, relativo a un
cargo directivo; por tanto, el ejercicio de dicho cargo implica una serie de
cualidades y exigencias personales, sobre todo un conjunto de actitudes
específicas que le favorezcan para la conducción exitosa de las funciones que
dicho cargo conlleva.
Por su parte, la gerencia educativa es
una de las funciones que todo gerente debe ejecutar y para ello es importante
que obtenga conocimiento acorde a la realidad y a las innovaciones existentes
en el medio. Según Chiavenato (2004), la gerencia se refiere a las actividades
de planificación, organización, dirección, control que se efectúan en las
organizaciones al objeto de utilizar los recursos humanos, físicos y
financieros con la finalidad de alcanzar objetivos comúnmente relacionados con
beneficios económicos, se infiere que de igual forma se computa la gerencia
educativa.
Tomando en cuenta estos elementos, un
director es la persona que planifica, organiza, dirige y controla una
institución con el fin de conseguir la calidad y satisfacción social. En el caso
educativo, la gerencia es de importancia, por cuanto las instituciones
dedicadas a la enseñanza tienen un fin social, aplicando a su vez el enfoque
administrativo, al desarrollarse las funciones de planificación, organización,
dirección y control procurando el desarrollo de los recursos humanos.
De acuerdo con lo expuesto
anteriormente, puede deducirse que el gerente educativo por tener inherencia
directa con el recurso humano debe llevar a cabo su gestión en términos de
coordinación y esfuerzos con todos los miembros que integran el contexto
educativo, con la finalidad de asumir compromisos y responsabilidades con todos
los sectores comunitarios que hacen vida dentro de las organizaciones
educativas.
Gerencia Educativa
Según Ruiz (2000), en el entorno educativo
como en el administrativo, el gerente en su trabajo debe desarrollar
estrategias para lograr los objetivos y conseguir un beneficio social a través
de la formación del recurso humano. Asimismo, las instituciones requieren de
gerentes prestos a los nuevos cambios del proceso educativo para alcanzar
productividad, excelencia, efectividad, eficiencia y calidad en el trabajo
realizado. De lo expuesto se desprende que la gerencia debe ser considerada
como un proceso proactivo y con una finalidad determinada ya que implica
interacción entre las personas para producir resultados.
En cuanto a la gerencia educativa es
una actividad que debe desarrollar todo directivo, en el cual incorpore
estrategias y herramientas que permitan hacer más eficiente la labor y en
especial si se trata de supervisión y acompañamiento pedagógico, que la mayoría
de las veces el trabajador se siente acorralado y perseguido por un proceso que
debe ser sencillo, ameno y productivo.
Capacidad Humana
La capacidad es la aptitud que se posee
en una disciplina o práctica específica, la cual se refiere a una posición o
manera de abordar situaciones concretas, de ella se deriva la capacidad
gerencial, que según Chiavenato (2004), es la potencialidad de un gestor
económico para actuar con eficacia en el desarrollo positivo del objeto
empresarial, la misma se tiene o no se tiene, este tipo de habilidades o
técnicas se pueden aprender en las escuelas de negocio, pero los mejores
profesores de tales escuelas son los ejecutivos de las empresas que han
demostrado esa capacidad gerencial, resolviendo con éxito probado el
crecimiento del negocio en el que estaban empeñados.
En este sentido, la capacidad gerencial
trae la prosperidad a una empresa o una organización, sea un ministerio, una
universidad, un hospital o una fundación, independientemente de su grado
inicial de recursos, riqueza o pobreza. Si no existe esa capacidad, se acaba
más pronto o más tarde en la fracaso (generalmente más pronto), sea cual sea la
abundancia de recursos; es por ello que la capacidad humana va más allá que una
simple administración de recursos; es decir, es una manera para dirigir
exitosamente una organización bajo cualquier tipo de condiciones que puedan
rodear a su entorno.
Según Robbins (2002), los gerentes
deben desarrollar tres habilidades o capacidades esenciales: técnicas, humanas
y conceptuales; las cuales varían según el área que ocupe en la organización. Las
mismas se describen a continuación:
Habilidades técnicas: comprenden conocimientos, destrezas, así como la
experiencia en ciertos campos especializados, como por ejemplo la ingeniería,
la computación, las finanzas o la manufactura. Aun cuando este tipo de
habilidades se vuelven menos importantes conforme el gerente asciende en la
jerarquía organizacional, hasta la gerencia general, debe contar con los
antecedentes necesarios para sus nuevas responsabilidades y la capacidad de
apreciación de las actividades desempeñadas por el personal que conforma la
empresa.
Habilidades humanas: es la capacidad de trabajar bien con otras personas, tanto
en lo individual, como en grupo. Son esenciales en todas las áreas de la
jerarquía organizacional; además, los gerentes que la desarrollan pueden
obtener más de su gente, por cuanto saben cómo deben tratarlos, liderarlos, motivarlos
y comunicarse con eficacia. La capacidad de interactuar con muchos tipos
distintos de personas, así como de intercambiar información con ellas, es vital
para una carrera gerencial exitosa.
Habilidades conceptuales: comprenden la capacidad del gerente para ver la
organización como un todo, las relaciones entre sus diversas subunidades,
visualizar cómo se ajusta en su entorno, reconocer asuntos complejos, así como
dinámicos, examinar los numerosos factores influyentes en estos asuntos, y para
resolver los problemas en beneficio de todos los involucrados
Resilencia
La resiliencia proviene del verbo
latino resilio, resilire “saltar hacia atrás, rebotar. Es un concepto cuyo
significado depende del contexto donde se tome.
Para Rutter y Rutter (1992), la
resiliencia contiene un componente activo, una dinámica existencial, porque ser
resiliente no significa simplemente rebotar, sino crecer hacia algo nuevo; por ello,
se ha caracterizado como un conjunto de procesos sociales y psicológicos que
posibilitan tener una vida sana en un medio insano. Esos procesos se realizan a
lo largo del tiempo, en el que afortunadas combinaciones entre los atributos
del individuo y su ambiente social y cultural, la resiliencia, entonces implica
un proceso dinámico que tiene por finalidad la adaptación positiva en entornos
de gran adversidad.
Método
El presente
estudio se ubicó en el paradigma positivista, enmarcando un enfoque cuantitativo.
De igual manera, se orientó a través de una investigación de campo, tipo
descriptivo, porque el mismo tiene como objetivo analizar la resilencia como
capacidad humana en el fortalecimiento de la gestión educativa en los docentes
de pregrado, Extensión Académica Acarigua, del IMPM.
El diseño de
la investigación fue transversal, con observaciones en un momento único en el
tiempo, al medir las variables de manera individual, sin manipular la variable operacionalizada
(Ver Tabla 1). La población considerada para esta
investigación quedó conformada por un conjunto finito de elementos con
características comunes: ocho docentes del Instituto de Mejoramiento
Profesional del Magisterio (IMPM), profesionales de la docencia que laboran en
la Extensión Académica Acarigua.
Las técnicas de recolección de datos
utilizadas fueron la encuesta y entrevistas semiestructuradas para complementar
los resultados, que permitieron contrastar con los datos numéricos recopilados.
El cuestionario de la encuesta consistió
en un conjunto de veinticuatro ítems, de tipo dicotómico, con alternativas de
respuestas Siempre, Casi Siempre, Algunas Veces, Casi Nunca, Nunca, el cual
estuvo dirigido los docentes que laboran en la Extensión Académica Acarigua,
del IMPM. Para la entrevista se utilizó un guion con tres preguntas clave sobre
la resilencia.
La validez
del instrumento se realizó mediante la técnica de
juicio de expertos. Para ello, se seleccionaron tres (3) especialistas, quienes
juzgaron cada ítem de acuerdo a la coherencia con los objetivos, congruencia,
tendenciosidad y claridad en la redacción.
Para
garantizar la confiabilidad del instrumento, se aplicó un instrumento piloto a seis profesionales de la
docencia que laboran en la Extensión Académica Acarigua, del IMPM, que no forman
parte de la muestra.
De esta manera, se compararon las
características similares presentadas por los sujetos seleccionados para el
estudio definitivo, luego se procedió a la aplicación del coeficiente Alpha de
Cronbach, el cual arrojó una confiabilidad a través del programa SPSS para
Windows 15.0 de 0,876.
Resultados y Discusión
Una vez aplicado el instrumento, se
procedió a la ordenación, tabulación y análisis de estos. La información se
presenta a través de frecuencias y porcentajes para su fácil visualización. De
igual manera, se interpretaron y cotejaron con teorías que sustentan la
información obtenida; para ello, se utilizó la estadística descriptiva,
mientras que la entrevista se codificó y trianguló.
De acuerdo con los resultados obtenidos
para la dimensión La Resilencia, indicador: Definición de resilencia (Figura
1), analizado en el ítem 1, se obtuvieron los siguientes resultados: al
consultar si el docente reacciona satisfactoriamente ante las adversidades que
se puedan presentar en sus actividades diarias, el 63% señaló que siempre, 24%
algunas veces, 13% casi siempre. En cuanto a si observa los comportamientos
humanos desde una perspectiva multidisciplinaria para mejorar los procesos y
resultados de los grupos, el 50% señaló algunas veces, 24% casi nunca, 13%
siempre y 13% casi siempre.
En general la tendencia de respuestas
se inclinó por la alternativa algunas veces, con el 37%, siempre 37%, casi
nunca 13% y casi siempre 13%, resultados que reflejan la poca aplicación del
concepto de resilencia en la práctica diaria, a pesar que el docente debe estar
involucrado en las actividades que planifica la institución o es responsable de
su ejecución, lo conlleva a tener que enfrentar adversidades, a las cuales debe
ser capaz de abordar de manera positiva.
Bajo esta premisa se refleja que los
resultados contradicen con lo planteado por Rutter y Rutter (1992), quienes
manifiestan que la resilencia tiene un componente activo, una dinámica existencial,
caracterizado por un conjunto de procesos sociales y psicológicos que
posibilitan tener una vida sana en un medio insano.
De acuerdo a ello, se observa que en la
institución no se está cumpliendo el indicador definición de resilencia en toda
la extensión de la palabra, porque generalmente el docente proyecta en el marco
de la institución, que a su vez tiene
sus planes, por ello, la importancia que estén integrados o engranados para
facilitar la obtención de las metas, así como enfrentar de forma positiva todos
los obstáculos en función de mejorar los procesos, obteniendo resultados
favorables.
En la dimensión la Resilencia, indicador:
Características de la resilencia (Figura 2), se consultó si propicia la
autodeterminación mediante la realización de acciones propias para autorrealizarse
como ser humano, el 63% de los consultados señalaron algunas veces, 24% casi
siempre, 13% casi nunca, en cuanto a si muestra autoeficacia mediante la
convicción personal interna para efectuar con éxito las tareas, el 50% de los
encuestados manifestaron siempre, 37% algunas y 13% casi siempre.
En promedio los resultados se inclinaron por la alternativa
algunas veces con el 50%, siempre 24%, casi siempre 13%, casi nunca 13%, lo que refleja resultados
negativos por las tendencias algunas veces y casi nunca, lo cual refleja que
las características de la resilencia no se están cumpliendo de forma adecuada,
razón por la cual no se cumple que los docentes no estén con fuertes e íntimas
conexiones con sus normas, patrones y valores, que pueden acudir a ellos en
momentos de crisis.
Esto se contradice con lo planteado por Sambrano (2010), que
indica las características sienten que ésa es la oportunidad de desplegar todos
los recursos con los que cuentan, por lo que pueden salir adelante de las
dificultades con integridad y sin lesionar su dignidad básica como ser humano,
ni tampoco, lesionar la de otros. A las personas resilientes el respeto por la
vida y por los derechos les proporciona una base de sustentación que es punto de partida,
no solamente para salir del fondo en el que pudieran haber caído, sino para
desplegar alas desde allí si fuera necesario.
En
cuanto a la dimensión La Resilencia, indicador:
Atributos de la resilencia (Figura 3), se consultó si considera clave el trabajo en equipo para facilitar
la resolución de problemas en la institución, respondiendo el 74% siempre, 13%
casi siempre, 13% algunas veces, en la consulta sobre si como personal docente
considera que el compromiso es muy importante para mejorar la calidad
profesional, el 87% indicó siempre, 13% casi siempre.
En
general el promedio se inclinó por la tendencia siempre 74%, casi siempre 13%,
algunas veces 13%, lo cual es positivo, porque se están cumpliendo algunos
atributos de la resilencia que son favorables para enfrentar las situaciones
adversas, esto coincide con lo planteado por Sambrano (2010), que corregirse a
sí mismo no es fácil y cuando se enfrentan adversidades, es muy importante
aprender las lecciones de los errores y de los aciertos, para que en el futuro
las estrategias ante ellas aporten valor agregado que posibiliten el cruce
exitoso de situaciones no deseadas que permitan la obtención de bienestar y
satisfacción autorrealizadora
Es por
ello, que se hace necesaria la organización de acciones que beneficien a la
institución, todo ello, mediante la participación activa de los estudiantes, docentes, en
función de favorecer a todos los involucrados, asegurando que sus esfuerzos se
conjuguen de forma general la eficacia de la institución, en este sentido, se
debe identificar y clasificar las actividades requeridas de manera que se
agrupen para dar respuesta a los objetivos, así como coordinar en forma
horizontal y vertical la estructura de la institución.
En la dimensión Elementos de la Resilencia,
indicador: Liderazgo resilente (Figura 4), se consultó al personal que si ejerce
un grado de influencia por encima del nivel de obediencia mecánica a las
órdenes rutinarias inherentes a la organización, respondiendo el 74% algunas
veces, 13% siempre y 13% casi siempre, en relación a si realiza esfuerzo para
influir en el comportamiento de otros para cambiarlo con el fin de lograr
objetivos predeterminados, el 63% manifestó algunas veces, 24% siempre y 13%
casi siempre.
Estos resultados se inclinan por la opción algunas veces
con el 74%, siempre 13%, casi siempre 13%, lo cual es negativo porque el
liderazgo resilente se cumple sólo algunas veces, lo cual debe ser una actitud
permanente del líder y no en algunas ocasiones, esto genera debilidad en la actuación
del directivo y docente, porque es necesario armonizar entre sí los intereses
de la organización, cumpliendo una misión integrada a través de los medios,
para que la organización funcione bien, el personal trabaje eficientemente, se
sienta motivado y satisfecho con su contribución al desarrollo del trabajo, en
función de obtener los resultados.
En tal
sentido, se contradice con lo descrito por Pittaluga (2014), que el líder
resilente ha logrado fortalecer las competencias o capacidades que permiten
superar la adversidad, lograr un desempeño superior en condiciones de
extenuación o tener éxito a pesar de las dificultades, asimismo, apoya a los
demás en el mismo camino de crecimiento personal, para que la gente se encarame
sobre sus propios hombros.
En
cuanto a la dimensión Elementos de la
resilencia, indicador: Comunicación (Figura 5), se preguntó si promueve
el intercambio de ideas para mejorar la gestión gerencial del docente,
respondiendo el 50% algunas veces, 25% siempre, 25% casi siempre, en cuanto a
si se considera la opinión personal antes de
tomar cualquier decisión académica, el 75% indicó algunas veces, 25% casi
siempre.
En general, el promedio de las respuestas se inclinó por
la opción algunas veces con el 62%, casi siempre 25%, siempre 13%, lo cual es
negativo porque la comunicación es un elemento importante en todo proceso, que
involucre la participación del ser humano, específicamente ante situaciones
adversas, de allí que hay una debilidad comunicativa.
Esta
situación es contraria a lo señalado por Robbins (2002), quien manifiesta la comunicación
es todo, susceptible de significar y es imposible no comunicar, el hacer reír,
llorar, hasta el propio silencio, por ello, la envergadura de la comunicación
se amolda para cada circunstancia y ocasión, en este sentido, la comunicación
tiene un valor estratégico en diferentes contextos, de acuerdo a este
panorama se refleja que la comunicación es necesaria para mejorar los procesos
organizacionales.
En la dimensión Elementos de la resilencia,
indicador: Empatía (Figura 6), se preguntó a los tutores si el docente se identifica permanentemente con el
resto del personal para efectuar acciones conjuntas, señalando el 62% algunas
veces, 25% casi nunca, 13% nunca, en relación a si se relaciona con las
actividades desarrolladas por el resto del personal para el logro de metas
propuestas de forma conjunta, el 50% dijo casi nunca, 50% algunas veces.
En general, el promedio de las respuestas se inclina por
las tendencias algunas veces 50%, casi nunca 37% y nunca 13%, de allí que las
respuestas sean negativas, lo que refleja que no se cumple el indicador
empatía, razón por la cual hay una debilidad porque los directivos deben estar
en sintonía con el resto de los trabajadores, docentes con estudiantes y
ubicarse en la situación de cada uno, para comprender el contexto de cada
participante.
Esto se contradice con lo señalado por Pittaluga (2014), quien refiere
que la empatía es la capacidad de colocarse en el lugar de la otra persona para
poder interpretar el mundo tal como ella lo ve, es una metáfora que sugiere la
consideración de factores para ayudar a su formación: (1) Para lograr un cambio
interno es necesario contar con dos componentes principales. El primero es
expectativa, respaldo y aliento por parte de los padres hacia la conducta
adecuada fundada en valores de respeto hacia los demás y hacia uno mismo y (2)
El segundo componente para producir cambios en el niño es la atención directa a
su mundo interior, incluyendo sus capacidades, actitudes e ideales, situación
que no se produce en la institución en estudio.
En la dimensión Elementos de la resilencia, indicador:
Autoevaluación (Figura 7), se consultó a los encuestados si formula un
plan detallado para el trabajo de las debilidades o puntos a mejorar, señaló el
50% casi siempre, 37% algunas veces, 13% casi nunca, en relación a si busca
asesores con más experiencias que le aporten insumos útiles para la ejecución
del plan, el 62% dijo nunca, 25% algunas veces, 13% casi nunca.
En promedio las tendencias se inclinaron por la opción
algunas veces 37%, nunca 25%, casi siempre 25%, casi nunca 13%, resultados
negativos porque reflejan una autoevaluación débil que no le permite a docentes
revisar su actuación, por ello, no se está rectificando las actuaciones que
deben controlarse y reorientarse, por lo tanto, es necesario generar una autoreflexión para
evidenciar los éxitos y fracasos de la actuación.
Esta situación
se contradice con lo planteado por Sambrano (2010), que la autoevaluación
involucra un proceso de reflexión participativa mediante el cual una persona
describe y valora su propia realidad, con sentido crítico y objetivo, por ello,
la autoevaluación es esencial para mejorar la calidad de vida y el desempeño en
todas las áreas, relacionándose con la autoconciencia y la conciencia de sí
mismo, de las emociones, estado de ánimo, capacidades, habilidades y destrezas
de las que alguien es capaz de desplegar en un momento determinado.
En la dimensión Niveles de resilencia,
indicador: Nivel conductual (Figura 8), se generaron los siguientes resultados,
al preguntar si aprovecha las oportunidades que se presentan en la institución,
ya sean positivas o negativas, para aprender las lecciones y aplicarlas en
futuras ocasiones, el 50% dijo algunas veces, 25% casi siempre y 25% siempre,
en relación a si sabe reaccionar ante las diferentes experiencias de manera que
pueden vivirlas con la mejor posibilidad de adaptación y ajuste, señaló el 50%
algunas veces, 25% casi siempre y 25% siempre.
En
general estos resultados se inclinaron por la tendencia neutral algunas veces
con el 50%, casi siempre 25%, siempre 25%, lo cual es negativo, porque el nivel
conductual debe estar siempre presente, porque la capacitación, las lecciones
generan aprendizajes y permiten reflexionar tanto al docente como al directivo
a enfrentar retos y atender situaciones negativas de la mejor manera.
Estos resultados están en contraposición de
lo planteado por Sambrano (2010) que refiere lo conductual al comportamiento
personal e íntimo propiamente dicho y a la capacidad de respuesta ante
situaciones diversas (positivas o negativas). Un individuo con un nivel
conductual equilibrado responde con autorregulación y autoeficacia; además,
aprovecha las oportunidades que se le presentan, bien sean positivas (para disfrutar
o enriquecerse) o negativas (para aprender las lecciones y aplicarlas en
futuras ocasiones).
En la
dimensión Niveles de la resilencia, indicador: Nivel afectivo (Figura 9), en
donde se consultó si manifiesta
exteriormente los sentimientos internos que tiene hacia otros, el 50% dijo
algunas veces, 25% casi nunca, 25% casi siempre, en relación a sí regula sus
emociones para pensar con mayor claridad la solución de problemas que se vayan
presentando, 50% respondió casi siempre, 37% algunas veces y 13% casi nunca.
En general el promedio para este indicador se inclinó por
la tendencia neutra algunas veces con el 50%, casi siempre 37% y casi nunca
13%, panorama que en muchas ocasiones es favorable porque siente identificación
hacia otros, pero limita la actuación del docente tutor, el cual en ciertas
acciones no regula las emociones, por ello, no tiene objetividad en su
actuación, reclamando en muchas ocasiones imparcialidad y objetividad.
Esta situación que se presenta esta en contraposición con
lo planteado por Sambrano (2010), quien dice que lo afectivo se trata de lo emocional y la
manera de manifestar exteriormente lo que se siente interiormente, los
sentimientos hacia otros, la capacidad de establecer vínculos duraderos y
satisfactorios, con relaciones saludables que llenen la vida de colorido y de
matices emocionales propios de quienes tienen una autoestima adecuada y la
capacidad positiva de regular los estados emocionales, sin caer en dramatismos
exagerados o afectividad plana con actitudes de indiferencia (aparente o no) ante
los hechos.
En la dimensión Niveles de
resilencia, indicador: Nivel Somático (Figura 10), se consultó si manifiesta nuevas energías para recomenzar de nuevo
en caso de ser necesario, respondiendo el 62% algunas veces, 25% casi siempre y
13% siempre, en cuanto a si muestra un desarrollo orgánico apropiado para
enfrentar las diferentes situaciones que se presentan, el 50% dijo algunas
veces, 37% casi siempre y 13% siempre.
Estos resultados se inclinaron por la alternativa algunas
veces con el 50%, casi siempre 37% y siempre 13%, de allí que sea un indicador
que se cumple unas veces y otras no, es por ello, necesario fortalecer esta
área como un nivel importante dentro de la resilencia, tener la capacidad de
levantarse ante derrotas y enrumbarse de nuevo, porque muchas veces ante una
situación perdida se hace a un lado y simplemente no se continua lo cual es una
derrota mayor.
Este panorama es descrito por Sambrano (2010) de la
siguiente manera: Las
personas con un nivel de funcionamiento somático en estado óptimo remontarán
las dificultades en buenas condiciones, y tendrán resistencia y energía para
recomenzar en caso de ser necesario. Por eso, en los ambientes privados de
alimentación balanceada y en situación de pobreza extrema en general, los
niños, por ejemplo, son más susceptibles de sucumbir ante abusos y de
desarrollar todo tipo de enfermedades infectocontagiosas o de otro tipo,
trastornos emocionales, dificultades cognitivas, etc., porque carecen de los
mínimos nutrientes que les permitan un desarrollo orgánico apropiado.
En la
dimensión Niveles de la resilencia, indicador: Interpersonal (Figura 11), se
consultó si halla rápidamente apoyo en el
grupo cuando se presentan adversidades o situaciones traumáticas, respondiendo
el 62% casi nunca, 38% algunas veces, en relación a si entiende los problemas
de otros cuando pasan por situaciones adversas, el 62% indicó casi nunca, 25%
casi siempre y 13% algunas veces.
Estos resultados se inclinan por la tendencia casi nunca
con el 62%, algunas veces 38%, resultados que son negativos y generan debilidad
en la resilencia que se pueda producir en la institución, porque no se cuenta
con el apoyo ante situaciones difíciles, y no se siente la solidaridad adecuada
cuando el panorama no es el más favorable o alentador.
En este sentido, lo obtenido se contradice con lo que
plantea Sambrano (2010), quien refiere que el nivel interpersonal bien
ajustado es un pasaporte seguro a la conducta resiliente porque, justamente,
uno de los factores más importantes que contribuyen a trascender con éxito
tragedias, problemas y dificultades en general, es la capacidad que tenemos, no
solamente de liderar nuestras propias vidas, sino también a otras personas. Un
líder debe mantener una conducta apropiada de serenidad, una capacidad para entender
los problemas de otros y la habilidad para administrar información valiosa
entre los miembros de un grupo.
En cuanto la dimensión Niveles de la resilencia,
indicador: Nivel cognitivo (Figura 12), generó los siguientes resultados: al
preguntar si muestra capacidad de pensar con claridad en la busca de
soluciones innovadoras, el 50% de los consultados señaló algunas veces, 37%
casi siempre, 13% casi nunca, en relación a si mejorar la capacitación a través
de los estudios para enfrentar de la mejor manera situaciones organizacionales,
el 37% dijo casi nunca, 37% algunas veces, 26% casi siempre.
En general los resultados se inclinaron por la tendencia
algunas veces con el 37%, casi siempre 37%, casi nunca 26%, de allí que el
nivel evaluación se cumple algunas veces, panorama no favorable porque deben
cumplirse de manera permanente o siempre, lo cual crea debilidad en la
actuación del docente y directivo.
Estos resultados reflejan que muy poco se estudian los
hechos para abordar los problemas que se presentan en la institución generando
mínimo rendimiento en la resolución de problemas, poca capacitación para
enfrentar los diversos problemas y habilidades en encontrar la solución lo más
rápido posible, ahondando en el verdadero problema.
En
cuanto al nivel cognitivo, Sambrano (2010), describe que es la capacidad de
pensar con claridad, buscar soluciones innovadoras a los problemas, encontrar
salidas creativas a callejones aparentemente sin ellas, tomar decisiones,
realizar inferencias que permitan vivir en armonía con el medio en constante
transformación y evolución. Las destrezas cognitivas, que son propias del ser
humano, se pueden desarrollar hasta estadios superiores de ejecución, logrando
integrar los aspectos emocionales y los sociales a una inteligencia que aplica,
que resuelve y participa en todos los procesos de la sociedad en la que el
individuo aporta sus competencias
para el logro del bien común.
De acuerdo con la encuesta aplicada y
la entrevista realizada se obtuvo que los docentes de pregrado de la Extensión
Académica Acarigua, del IMPM, señalan que en esta época hay una situación en el
país que ha incidido en los estratos sociales, por lo que la Universidad no
escapa de ella. En tal sentido, en la definición de la resiliencia coinciden
los encuestados con los entrevistados, porque manejan el concepto de aguantar
todos los problemas sin abandonar la lucha, sin dejarse vencerse por las
situaciones adversas, otros refieren enfrentar situaciones difíciles y seguir
adelante sin abandonar las metas, porque siempre que se fijen metas o
propósitos, debe persistirse hasta obtenerlos, no dejarse vencer por las
circunstancias, porque uno en la vida debe tener retos, metas a cumplir.
Esta definición se contradice con lo
planteado por Rutter y Rutter (1992), quienes conceptualizan la resiliencia
como un proceso dinámico que tiene por finalidad la adaptación positiva en
entornos de gran adversidad; para ello, es necesario desplegar todos los
recursos con los que cuentan, por lo que pueden salir adelante de las
dificultades con integridad y sin lesionar su dignidad básica como ser humano,
ni tampoco lesionar la de otros.
En relación a la aplicación de la
resiliencia, hay coincidencia en la poca aplicación de la resiliencia en la
práctica diaria, a pesar que el docente debe estar involucrado en las actividades
que planifica la institución o es responsable de su ejecución, lo conlleva a
tener que enfrentar adversidades, a las cuales debe ser capaz de abordar de
manera positiva. Al respecto los docentes señalan ser pocos resilientes sólo
algunas veces, porque hay muchas ocasiones que dejan de serlo, llegando a la
desesperanza o hay muchas situaciones que son incontrolables, por ello, hay
unos más optimistas que otros.
Finalmente, en cuanto a la gestión
educativa, los docentes manifiestan que entre las principales acciones es
necesario motivar a todo el personal, porque existe un desgano generalizado,
poco estímulo. En tal sentido, es importante apoyar al más débil, el que no
quiere seguir, que piensa dejarlo todo. De la misma manera, es necesario
fomentar el liderazgo individual y que cada quien lo ejerza desde su puesto
para poder identificarse con sus subalternos, planteándoles soluciones a los
problemas.
Esto último es de importancia y
coincide con lo señalado por Robbins (2002), el cual maneja la gestión en las
instituciones, en este caso la educativa, como el proceso que consiste en guiar
a las personas hacia el logro de los objetivos fijados para cada una de ellas,
mediante planes y programas concretos para asegurar el correcto desarrollo de
las operaciones y de las actividades (planeamiento táctico), posibilitando que
sus miembros contribuyan al logro de tales objetivos y controlando que las
acciones se correspondan con los planes diseñados para alcanzarlos.
Conclusiones
Hay hechos, momentos, situaciones en la
vida o en el trabajo que afectan de manera traumática a las personas,
incidiendo en las decisiones, generando estrés, para ello, cada individuo
reacciona diferente frente a las adversidades: algunos asumen actitudes
positivas, superan los obstáculos con valentía y sacan provecho de ellos,
mientras otros se quedan estancados, enredados en recuerdos negativos durante
mucho tiempo, aquellas personas que logran recuperarse fácilmente, aprenden de
los problemas y mantienen un espíritu de esperanza frente a las adversidades, a
las mismas se les considera resilientes, en este sentido, de acuerdo a los
objetivos planteados y el instrumento aplicado se concluye lo siguiente:
En primer lugar, acerca de determinar
la resiliencia presente en la gestión educativa en los docentes de pregrado, Extensión
Académica Acarigua, del IMPM, se obtuvo que la misma se produce muy poco,
porque cuando existen adversidades no todas las personas son capaces de
enfrentar la situación y asumir el riesgo, es notable que se detienen muchos de
los procesos por falta de recursos y herramientas, a pesar de existir la mejor
disposición de no paralizarlos, por ello, la gestión gerencial queda limitada en su actuación, por eso el proceso
de resiliencia no se está causando de manera amplia.
De acuerdo con los indicadores,
iniciando por la definición de resiliencia, se obtuvo que el docente no asume
el concepto porque ante situaciones adversas, el tutor no actúa de manera
positiva debido a que ante estas situaciones no cumple con la planificación
presentada ante la coordinación, pero hay que considerar el entorno centro de
planificación utilizando estrategias que permitan alanzar los objetivos
planificados.
En cuanto a identificar los elementos
de la resiliencia como estrategia gerencial en el fortalecimiento de la gestión
educativa en los docentes de pregrado, Extensión Académica Acarigua, del IMPM,
se puede señalar que son muchos los factores que inciden en la resiliencia como
es el caso de la falta de motivación, ya sea por el poco reconocimiento que se da
a los docentes que laboran en la institución , el poco incentivo monetario, la
carencia de recursos que se cuenta para llevar a cabo las actividades diarias,
la baja matricula, limitaciones de presupuestos, falta de una gerencia empática
con el personal, la necesidad de cambios en ciertas áreas del instituto, poca
creatividad aplicada en las actividades que se desarrollan, estudiantes que
abandonan las aulas de clase ante las situaciones del entorno de la
institución.
Todo ello, conlleva a que cada uno
cumpla lo necesario; por lo tanto, no se puede efectuar un desarrollo potencial
esperado, cumplir metas ambiciosas, por falta de compromiso e innovación, razón
por la cual cada día se limita el proceso educativo, por ello, la excelencia y
la calidad no se estimula como se espera de una organización formadora de
formadores.
En cuanto a enunciar acciones que
fomenten la resiliencia como estrategia gerencial en el fortalecimiento de la gestión
educativa en los docentes de pregrado, Extensión Académica Acarigua, del IMPM,
es importante, en primer lugar, que exista un verdadero compromiso con el éxito
entre todos los actores de la institución; por otro lado, se debe estimular al
profesional docente a desarrollar una praxis diaria enmarcada en la motivación,
creatividad e innovación, donde predominen los valores respeto y
responsabilidad.
De allí que considerar “la resiliencia”
no es solo un concepto más dentro de la psicología laboral, sino que es una
gran herramienta que otorga una ventaja competitiva al equipo de trabajo, para
atravesar situaciones que generan frustración y resistencia, de manera
positiva, convirtiendo a cada momento difícil en una oportunidad de
crecimiento.
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