Ensayo
La Tutoría de Acompañamiento: Concepciones Teóricas y Experiencias
Prácticas
Accompanying Tutorship: Theoretical Conceptions and
Practical Experiences
Yaquelín
Alfonso Moreira
Universidad Metropolitana
del Ecuador;
Universidad
Iberoamericana del Ecuador;
Instituto
Tecnológico Superior Compu-Sur de Quito, Ecuador; e
Universidad
Iberoamericana del Ecuador.
La correspondencia
sobre este artículo debe ser dirigida a:
Yaquelín Alfonso Moreira.
Email:
alfonsoyaquelin71@gmail.com
Fecha de recepción: 7 de julio de 2020.
Fecha de aceptación: 19 de octubre de 2020.
¿Cómo citar este artículo? (Normas APA):
Alfonso Moreira, Y.,
Pulido Cárdenas, M., Padrón Fernández, L., Padrón Fernández, L., & Gallard
Muñoz, I.E. (2020). La Tutoría de
Acompañamiento: Concepciones Teóricas y Experiencias Prácticas. Revista Científica
Hallazgos21, 5(3), 368-379. Recuperado de
http://revistas.pucese.edu.ec/hallazgos21/
Una
de las vías para garantizar la formación integral del profesional es la tutoría
de acompañamiento en las dimensiones académica, personal y social en las
ofertas académicas de pregrado. Esta se concibe como un tipo de articulación
entre el profesor y el estudiante; pero en este caso tiene la impronta del
contexto en que se desenvuelven. Desde esta concepción, se presenta la
experiencia desarrollada durante los últimos dos años en el contexto de la
carrera de Educación Inicial y Enfermería en la Universidad Metropolitana del
Ecuador. Este ensayo ha permitido a los autores proponer una metodología que
favorece, desde la tutoría de acompañamiento, el trabajo individual y grupal
que desarrollan los profesores vinculados a las tutorías, desde la diversidad
de los estudiantes con los que trabajan. Se develan algunos factores que pueden
convertirse en potencialidades y necesidades de este proceso en la práctica
educativa. Se exhiben, además, los resultados de un proyecto vinculado a
potenciar el ejercicio de tutoría como una vía de orientación que permita
dinamizar el proceso de formación del estudiante en la Educación Superior a
partir de las dimensiones declaradas.
Palabras
clave: tutoría; tutoría de
acompañamiento; práctica educativa.
Keywords: tutoring; accompanying tutorship;
educational practice.
La
formación académica de pregrado, no solo se centra en el orden de los
contenidos de las materias que conforman el currículo; sino también los
proyectos y las tareas sustantivas que se desarrollan en la Universidad y,
entre ellas juega un papel importante las estrategias de desarrollo profesional
por medio de las tutorías de acompañamiento como una alternativa, y deviene en
forma organizativa básica para dinamizar los resultados de formación en la
Universidad Metropolitana del Ecuador, contextualizada en la práctica educativa
en las carreras de Educación Inicial y Enfermería. Iniciativas personalizadas
como expresión del acompañamiento, refuerzan su valor como forma de
organización del proceso de enseñanza aprendizaje en el pregrado.
Así
las experiencias en este ámbito tienden a priorizar aspectos organizativos y
didácticos que legitiman su utilización desde la práctica, pero no lo conciben
como una vía de orientación guiada y de acompañamiento. La concepción del
modelo de mediación tutorial que presenta Ruiz (2005) permite concebirlo como
un modelo integrador y asumirlo con un enfoque que articula y contextualiza las
propuestas en el postgrado.
En
esta misma dirección, se destaca el instructivo de la Universidad de los Andes
en relación con las tutorías y el acompañamiento en la Educación Superior
(2017), en el cual se expresa que “las tutorías constituyen un proceso
pedagógico entre docentes y estudiantes, de acompañamiento, con el fin de
fortalecer la formación académica del estudiante para mejorar y reforzar el
rendimiento académico, desarrollar hábitos de
estudio, trabajo, reflexión y convivencia social y disminuir los niveles
de deserción y la repitencia, proceso que debe estar debidamente normado”.
Se
asume entonces que la responsabilidad de la tutoría en el contexto universitario
parte del desempeño profesional y es también fuente legítima para reflexionar y
configurar la orientación para ejercer la tutoría. Por lo tanto, la orientación
durante la tutoría es un proceso de reproducción de saberes que implica el
descubrimiento de formas nuevas de hacer en los cuales se connota el nivel de
implicación del tutor al ejercer la tutoría, que tiene lugar cuando el proceso
llega al momento de dejar la evidencia e impronta en el desarrollo personal y
profesional del estudiante.
En
este interés las alternativas personales y las situaciones presentadas exigió
del grupo de docentes de la carrera de Enfermería y Educación Inicial en la
Universidad Metropolitana de Ecuador, sistematizar la experiencia de tutoría
para revelar las lógicas y dinámicas internas de un proceso orientador que, si
bien muestra resultados, puede ser enriquecido al confrontarse con otros o ser
sometidos a nuevas interpretaciones desde la orientación como vía.
Dos
ejes de sistematización se utilizan en este trabajo. Uno de carácter teórico y
otro de carácter práctico. Desde la confrontación de uno y otro, se logró
identificar como aspecto esencial la orientación que como vía puede ser
utilizada en la organización de acciones personalizadas o grupales de tutoría.
Más que esto, se pretendió divulgar el resultado como parte del proyecto de la
carrera Enfermería y Educación Inicial y con ello descubrir las correlaciones
que caracterizan esta actividad, en los marcos de la Educación Superior.
Los
criterios que se asumen para el primer eje de sistematización informan acerca
de: la concepción, las relaciones y las formas de conseguir el propósito de
formación desde la tutoría, mientras en el segundo hace referencia al
procedimiento mismo y sus resultados, así como las construcciones metodológicas
que justifican la intervención y guía al estudiante lo que constituye el valor
de esta propuesta. Como toda acción intencional, la información que se ofrece
explica su articulación en la práctica.
El
Reglamento de Tutoría de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (2017),
define la tutoría como “la orientación que tiene como función apoyar al
tutorado a profundizar en el conocimiento sobre sí mismo y decidir su proyecto
académico, planificando su desarrollo profesional”.
Bisquerra
y Álvarez (1998), puntualizan que la tutoría es una acción sistemática,
específica, concretada en un tiempo y un espacio en la que el estudiante recibe
una especial atención, ya sea individual o grupal, considerándose como una
acción personalizada, porque contribuye a la educación integral, ajusta la
respuesta educativa a las necesidades particulares previniendo y orientando las
posibles dificultades, la toma de decisiones ante las diferentes opciones
profesionales, las relaciones como elemento fundamental del aprendizaje
cooperativo, de socialización, de interacción de los integrantes de la
comunidad educativa.
Sainz
(1998), la concibió como “el tipo de enseñanza que implica el contacto continuo
y directo profesor-alumno, en un intercambio permanente entre ambos”. Destaca
la función del profesor como facilitador del aprendizaje del estudiante que
tiene a su tutela, donde la enseñanza debe seguir el ritmo de aprendizaje que
caracteriza a este (enseñanza individualizada).
Molina
(2004), Jefa del Departamento de Educación a distancia
en
la
Unión
de
Universidades de América
Latina, reconoce la tutoría como
la atención
personalizante y comprometida
del tutor en su relación con el alumno, que consiste en orientar, guiar,
informar, y formar al alumno en diferentes momentos de su trayectoria
académica, integrando las funciones administrativas, académicas, psicopedagógicas,
motivacionales y de apoyo personal (…), un eje en la educación de los
estudiantes, el cual enfatiza el aprendizaje autodirigido y la formación
integral (p.36).
Ojalvo
(2005) considera la tutoría como parte integrante de la orientación concebida
en su sentido más amplio y al respecto plantea que la tutoría es un proceso
continuo, permanente, componente fundamental del proceso educativo, cuyo
objetivo central es contribuir, de forma personalizada, al desarrollo integral
del individuo.
Se
trata, en nuestro criterio, de un proceso integrador de las influencias
educativas, ya que en el sucede la relación tutor-tutorado e integra el sistema
de relaciones que se establecen a partir del dominio por parte del profesor y
de otros especialistas, además de los servicios especializados de orientación
educativa al estudiante, el proceso de vinculación con el entorno sociofamiliar
y también a través de las múltiples manifestaciones de la cultura en cada territorio.
De
forma contextualizada el Manual de Procedimientos de Tutorías UMET (2016) y
vigente en la actualidad, destaca que
la
tutoría, entendida como el acompañamiento y apoyo docente de carácter
individual ofrecido a los estudiantes como una actividad más de su currículum
formativo, es la palanca que sirva para una transformación cualitativa del
proceso educativo en el nivel superior. La atención personalizada favorece una
mejor comprensión de los problemas que enfrenta el estudiante, por parte del
docente, en lo que se refiere a su adaptación al ambiente universitario, a las
condiciones individuales para un desempeño aceptable durante su formación y
para el logro de los objetivos académicos que le permitirán enfrentar los
compromisos de su futura práctica profesional y su posterior titulación,
durante las cuales también es importante la labor del tutor (p.6).
En
esta misma dirección el instructivo de la Universidad de los Andes (2017),
define la tutoría de acompañamiento como “un proceso de seguimiento académico y
personal a los estudiantes, con el objetivo de superar dificultades en su
proceso de enseñanza aprendizaje que les permita desarrollar las competencias
profesionales y el acompañamiento para posibilitar una formación integral”
(p.3).
Como
puede apreciarse estas definiciones de tutoría, aunque diferentes, presentan
rasgos comunes en cuanto a la actividad tutorial, ellos son: que orienta, es un
proceso de seguimiento, es una actividad dirigida a la formación integral del
estudiante, posee objetivos precisos, ofrece atención personalizada.
La
tutoría, entendida como el acompañamiento y apoyo docente de carácter
individual es una actividad más de su currículum formativo, es la palanca que
contribuye a una transformación cualitativa del proceso educativo en el nivel
superior y favorece una mejor comprensión de los aprendizajes y los problemas
que enfrenta el estudiante en todas las dimensiones tutorial.
Se
alega además, que la tutoría abarca también la actitud del docente para
acompañar al estudiante a su adaptación
al ambiente universitario, a las condiciones individuales para un desempeño
aceptable durante su formación y para el logro de los objetivos académicos,
personales, sociales y profesionales que le permitirán a los estudiantes
enfrentar los compromisos de su futura práctica profesional y su posterior
titulación: continuidad y egreso constituye un binomio importante en la tutoría
de acompañamiento.
Teniendo
en cuenta estos elementos y después de realizar una sistematización de las
diferentes definiciones, se puede definir la tutoría, como una forma
organizativa, planificada y guiada en la formación integral del profesional en
la que interviene el tutor en un proceso
de
orientación
personalizada
a
su
tutorado
potenciando
acciones
de
acompañamiento académico, investigativo, laboral y personal,
y la que a su vez, puede
constituir una transformación cualitativa del estudiante durante el
proceso educativo en el nivel superior.
En
el contexto de la formación de pregrado, la tutoría amplía sus implicaciones
formativas, al convertirse en un espacio de orientación a las necesidades del
estudiante. En ella, el tutor asume como objetivo potenciar el desarrollo
autónomo del estudiante orientándolo en su aprendizaje conceptual, procedimental
y actitudinal, vinculado con la actividad profesional que desempeña y en su
condición de profesional en formación.
Esta
forma organizativa, reconoce la figura del tutor como sujeto que “enseña a
aprender a aprender”, a ser y a saber hacer, núcleo central de las competencias
genéricas que se forman en los estudiantes. Por tanto, ayuda al estudiante en
el logro de los objetivos académicos, formativos y profesionales; él es el
encargado de modelar la solución de las situaciones de aprendizaje, vinculadas
a lo académico, investigativo y de vinculación con la sociedad; sin olvidar lo
personológico, por tanto, revelará desde la orientación que se ejerza el
desarrollo integral del estudiante y su contribución a la transformación educativa.
Se
confirma así, que el tutor -por medio de la actividad de tutoría- debe lograr
que sus estudiantes utilicen todas sus capacidades, habilidades y forme las
competencias para buscar estrategias de solución a los problemas que enfrenta
durante la formación a partir del procedimiento empeñados en la actividad
formativa que realiza el tutor y el propio estudiante. La tutoría, por tanto,
está asociada a la comunicación afectiva y la capacidad de establecer la
empatía necesaria, para conducir el proceso integral de la formación estudiantil.
Desde el conocimiento de la personalidad del estudiante (sus necesidades y
potencialidades) se revela la naturaleza psicológica de la actividad organizada
para este fin. Esta sirve de referencia para el trabajo que debe realizar el
estudiante a lo largo de la vida como ser humano o profesional en formación.
De
acuerdo con ello, para ejercer la tutoría es esencial realizar un diagnóstico
pedagógico integral que actúe como condicionante permitiendo conocer las
particularidades de cada estudiante y seleccionar la metodología a seguir
durante el proceso tutorial. Potencialidades, debilidades, así como nuevas
realidades, contextualizan la metodología aplicada en la medida que se corrigen
y perfeccionen las acciones en nuevas situaciones a las condiciones que ellas
establecen. Pero, en cualquier caso, es la individualidad del estudiante lo que
sirve de base para organizar el proceso formativo desde esta concepción.
Así,
el tutor deberá fomentar el ajuste a las acciones metodológicas y trabajar por
potenciar o superar las deficiencias profesionales del estudiante. En este
marco utilizar la tutoría individual resulta una forma de organización
formativa que eleva la permanencia, la continuidad y la futura titulación del
estudiante: ingreso y egreso son dos condiciones de la calidad educativa en la
tutoría individual, sin menospreciar otras modalidades.
En
cualquier modalidad tutorial, pero en particular la individual, deberá
priorizar el proceso formativo. Todas las acciones a trabajar con el estudiante
deben contribuir a una imagen positiva de sí mismo, experimentar la satisfacción
por el éxito e identificar el nivel de desarrollo que alcanzan sus formas y
estilo de pensar la realidad. En este interés también deberá estimular la
disposición para valorar lo positivo de cada uno de ellos como personas y
aprovecharlo en la autodirección del proceso.
Por
tanto, la formación de los estudiantes, en los espacios de tutoría exige
potenciar la capacidad reflexiva y creadora de estos, ejercitar una actitud
positiva, aprender de los demás, extraer enseñanzas del medio, desarrollar la
socialización y valorizar la experiencia que queda implícita en los errores y
en el éxito. Ellos actúan para alcanzar el desarrollo de la conciencia personal
y social, basada en un enfoque de interacción socio afectivo que tienda a
(re)significar la visión de la práctica e incorporarla al comportamiento hacia
sí mismo, el colectivo y la sociedad. Tal consideración de la tutoría y su
orientación delinea un marco cognitivo, socio afectivo, procedimental y social
para un proceso formativo integral. Sin embargo, en la práctica estos adquieren
nuevos significados y sentidos.
Premisas
metodológicas
La
tutoría tiene la posibilidad de descansar en las características personales de
los sujetos implicados y en las condiciones reales en que tiene lugar la actividad
tutelar. Esta condición explica que deban cumplimentarse algunas condiciones necesarias.
En
este caso la actividad tutelar parte de un nivel de concreción diagnóstica del
desarrollo del estudiante, lo cual -a diferencia de otras formas organizativas
del pregrado- se enfoca en la identificación del margen que existe entre
necesidad y potencialidad del estudiante como condición para evitar la
exclusión y orientar el desarrollo de aquellas áreas claves para el éxito. De
esta manera, los resultados alcanzados en la acción tutorial en las carreras de
Educación Inicial y Enfermería en la UMET, se ha considerado que en la acción
de tutoría es imprescindible atender los siguientes aspectos esenciales:
Diagnóstico
pedagógico personalizado, permite identificar fortalezas y debilidades para
realizar una caracterización de cada estudiante, es un punto de partida
continuo, dinámico, sistemático, flexible y participativo, significa que se
realiza antes, durante y después del proceso tutorial, que implica un acercamiento
a la realidad educativa de cada estudiante para conocerlo, analizarla y
pronosticar su futuro cambio, así como proponer las acciones que conduzcan a la
trasformación del estudiante, concretando estas en el plan de acción tutorial
que se irá redimensionando en tanto comprende en sí mismo, la caracterización y
las acciones metodológicas a desarrollar para el cambio y trasformación del
estudiante en un tiempo que identifica el pronóstico; es decir, el diagnóstico
nos sitúa en el estado actual para trascurrir hasta el estado potencial.
Propiciar
la concientización del estado actual y potencial de desarrollo para movilizar
las fuerzas y proyectar los objetivos, y desde esta condición orientarse a una
(re)significación del enfoque orientador de la intervención.
Por tanto, no sólo se orienta y guía
la actividad académica, sino
se incluye el desarrollo personal y social desde una concepción general de la
cultura que debe poseer el profesional en formación: se destaca así la idea
de promover la formación
de un profesional activo y
participativo con la transformación social, tomando los recursos de la ciencia
como herramienta.
Como
todo enfoque orientador, la tutoría
deberá tener un carácter intencional dentro del sistema. Se concibe en etapas o
períodos que contribuyen a
cumplimentar los distintos momentos de la formación y en la que las acciones de
intervención responden de manera genérica a los conocimientos, habilidades y actitudes básicas
que son evaluadas y acreditadas como niveles de desarrollo
necesarios para acceder al nivel superior.
Así
mismo, atenderá a la contextualización, lo cual
explica que se tome en cuenta las condiciones
del lugar en que se desarrolla y responda a esta no sólo en
su ejecución, sino también en el
alcance del resultado; no sólo en el contexto
físico sino también sociocultural e
institucional legal en que se forma.
Luego,
la tutoría adquiere una condición
alternativa. Esta se concreta cuando los objetivos se hacen corresponder
con el tipo de intervención que necesita cada sujeto o grupo para alcanzar los
resultados y exige que la apropiación
se podrá asumir desde la articulación entre lo individual y lo grupal.
Un papel esencial tiene en esta exigencia la disponibilidad y optimización de los recursos materiales pues en ellos descansa el aseguramiento al proceso y
la dinámica
del cumplimiento de los objetivos. Estas, en general, se
concretan en las actividades que se realicen.
Orientación
de las actividades de tutoría en el pregrado
Desde
estos referentes y a partir de la contrastación teoría/práctica desarrollada en
los ambientes tutoriales, en ambas carreras, se revela la especificidad de la
relación entre enseñanza y aprendizaje, entre tutor-tutorado, que supone y
considerará las alternativas a desplegar durante todo el proceso tutorial:
Orientación
guiada: Descansa en la acción del
tutor como experto en el cual utiliza sus conocimientos, pero, sobre todo, su
experiencia. Por lo general, se basa en la tutoría individual que puede
asumirse como espacio para consulta y evaluación de resultados, en el
cumplimiento de las tareas orientadas. En la concepción grupal funciona al
asumir un tema común para los estudiantes; el tutor orienta la actividad que el
estudiante realiza después de manera individual y clarifica aspectos
conceptuales y metodológicos del proceso formativo y revela las características
y dificultades del proceso.
Rutas
metodológicas: Se organizan como
sesiones de orientación para potenciar la reflexión, la toma de posiciones y la
configuración de ideas que guiará el proceso de aprendizaje, en busca de la
coherencia y solidez de los conocimientos. El proceso cursa en dos momentos; en
el primero, el profesor tutor presenta un tema común al grupo, distribuye
tareas con una secuenciación metodológica en las que el estudiante deberá leer,
gestionar de manera individual el conocimiento, preparar protocolos o informes.
En un segundo momento, se socializan, comparten las ideas con otros compañeros
para promover nuevos conocimientos y perspectivas. Este tipo de actividad es
útil para la construcción del nuevo conocimiento. Tiene como ventaja que
personaliza el proceso y favorece el autoaprendizaje como guía y como
desventaja que el ritmo de aprendizajes dependerá de la motivación y
condiciones del estudiante.
Talleres de
sistematización: Es un espacio para
compartir y valorizar los resultados de los estudiantes y generar motivaciones
por el trabajo en grupo. Se organiza alrededor de un tema o situación de
aprendizaje; se convoca para presentar el procedimiento metodológico o el
propio resultado; se discuten los obstáculos y las formas en que se resolvieron
estas, para que el resto del grupo pueda conseguir el cumplimiento de las metas
y eleva la confianza del estudiante. El carácter activo del estudiante es una
ventaja de este tipo de actividad, pero, si no se maneja bien las críticas
pueden tener un efecto contrario.
Debate de
opiniones: Promover
una cultura del debate como premisa para generar procesos complejos en la toma
de posición, es el objetivo de este tipo de actividad que se organiza a partir
de aspectos claves de orden teórico o metodológico. Se sustenta en la
presentación intencionada de una amplia diversidad de criterios en torno al
tema de interés.
Durante
el proceso el estudiante individualmente logrará conformar una percepción de sí
mismo, su autovaloración acerca de la solidez o no de sus puntos de vista y la
manera en que evidencia su capacidad de integración de saberes, en el
cumplimento de tareas. Responde a la necesidad de socialización y de
materialización de los compromisos en la elaboración de una plataforma teórica
de grupo, la cual expresa la cualidad nueva de su desarrollo.
Es
una actividad válida para confrontar las ideas y sus formas de presentación, la
aplicación de las teorías, los enfoques teóricos contemporáneos, entre otros
aspectos claves de la formación. No se busca consenso sino justificar las
posiciones en los que descansan sus opiniones.
Conversaciones
socioafectivas: Se reconoce por su
objetivo: el desarrollo de la colaboración, la solidaridad entre estudiantes
que participan de manera simultánea en el aprendizaje. En ellas, se aprende a
valorizar las posibilidades de aprendizaje cuando, se amplían a partir de los
aportes que otros realizan en el intercambio. En este tipo de actividad es
importante economizar los tiempos y recursos; tiene como exigencia que los
participantes comparten la unidad temática general objeto de estudio, o están
vinculados por el nivel de desarrollo de la tarea en que se encuentra. Por
tanto, el intercambio entre los estudiantes
promueve el interés por aportar a otros su experiencia, sus aprendizajes y la
reflexión de la acción como estilo de aprendizaje.
Es
un requisito el equilibrio en los niveles de desarrollo para que haya
confrontación en los fundamentos que se ofrecen. Una variante de esta forma es
intercambiar trabajos para discutir y servir de guía; en este caso es condición
que se le organice como sesión de discusión. Este tipo de actividad resalta el
valor de la empatía y del clima afectivo en el cual el conocimiento de todos se
valoriza como una oportunidad para aprender juntos.
Por
tanto, la selección del tipo de actividad de tutoría no responde a lógicas
preestablecidas al margen del diagnóstico. La secuenciación que sigue un tutor
responde a la percepción que este tiene del estudiante; la complejidad del
proceso formativo, la naturaleza de la investigación que realiza y las propias
dificultades del contexto. En cualquier caso, la decisión que se tome deberá
promover la acción transformadora de la realidad.
La
intervención del tutor: secuenciación y exigencias
La
intervención del tutor en las actividades de pregrado se define aquí, como el
conjunto de acciones e influencias-formales e informales- que permiten acceder
al cumplimiento de los objetivos de formación de los estudiantes. En este caso,
se organizan en tres etapas que se corresponden con determinadas acciones y
requisitos a cumplimentar en la práctica. La primera, garantiza las condiciones para el desarrollo de las
actividades de tutoría; la ejecución se
erige como la segunda etapa y la tercera apunta a la evaluación del resultado. En todos los casos, las acciones están
pensadas desde lo que debe hacer el tutor.
La
primera etapa implica aprovechar el
intercambio formal e informal del tutor, donde se precisa el estado actual y
potencial del estudiante; por tanto, es necesario que éste exprese todas sus
impresiones acerca de lo que quiere hacer y el tutor escuche, anote sus argumentos
y no imponga ningún esquema inicial. Es probable que emerjan las inseguridades.
Cuando esto ocurre, el tutor deberá apoyarse en preguntas y explorar las
posibilidades que tiene el estudiante, es aquí donde pueden aflorar las
necesidades que demanda el estudiante. Se reitera la necesidad de que el propio
estudiante acote sus metas a partir de reconocer con qué cuenta y qué le falta.
Por
tanto, el tutor asume el rol de facilitador e informa al estudiante de los
recursos necesarios, los apoyos y ayudas, orienta el proceso reflexivo inicial
que debe realizar y se le encarga que fije en tiempo y tipo de resultado cada
objetivo específico o tarea a desarrollar en el proceso.
Concluido
este proceso se delimitan por el tutor las formas que asumirá para trabajar con
su estudiante. De esta manera afloran, se utilizan y potencian cualidades
personales ya presentes o se estimula el desarrollo del estudiante. Con
independencia del tipo de tutoría que se realiza (individual y/o grupal) el
tutor inicia la segunda etapa orientada
a la ejecución. En este momento, él asume la función de orientador, pero deberá
incluir el tratamiento de los contenidos más importantes. Este proceso debe
tener un carácter alternativo, en el cual articula las intervenciones del tutor
desde la influencia personal.
En
este momento, el factor interpsicológico sustenta la posibilidad de utilizar
las potencialidades. Entre los aspectos a tener en cuenta están: alto nivel de
implicación, comportamiento exigente, amigable y disposición para servir de
apoyo renunciando al protagonismo público.
Estas
condiciones permiten configurar la identidad profesional del proceso,
personalizar las metas, resolver los problemas de control e influencia y llegar
a desarrollar un clima de intimidad, protección y confianza que favorezca la integración
de saberes.
Las actividades basadas en el método o estilo de aprendizaje que tiene el tutor, muchas veces construido desde su propia
experiencia como estudiante,
pueden ser muy útiles
cuando se intenta propiciar el paso de la espontaneidad o eventualidad a la
sistematización práctica de un modo de actuar en las sesiones de trabajo. Por
tanto, la claridad de objetivos y tareas, la flexibilidad en la propuesta
acerca de cómo actuar, el liderazgo compartido en el análisis de problemas, la
búsqueda de información, la demostración científica y metodológica, justifica
las ayudas que podrán aplicarse durante el proceso formativo.
En
este marco la tercera etapa -relacionada
con la evaluación de los aprendizajes, cursa
de manera sistemática, parcial y final, pero es formalizada como espacios de
retroalimentación para la toma de decisiones. Esta posición informa del sentido
y significado de la evaluación como proceso y resultado desde una perspectiva
desarrolladora.
El
primer nivel evaluativo es desarrollado por el propio estudiante; éste debe
argumentar qué aprendió, qué le falta; dónde están sus necesidades, cuáles son
las cuestiones más logradas, entre otros aspectos que se pueden introducir
según el momento y los propósitos en que se
realiza.
El
tutor deberá garantizar la revisión de cada detalle del proceso y el
planteamiento de nuevos retos como segundo nivel de evaluación y la tutoría de
acompañamiento debe ser estructurada en las fases antes descritas y
considerarse como una función del reconocimiento individual, el respeto y la
búsqueda de la autonomía en los estudiantes en la doble ruta tutor-tutorado-que
han decidido para transitar por la carrera.
El
tutor deberá a partir del diagnóstico inicial, conocer las potencialidades e
individualidades del estudiante y diseñar las acciones metodológicas para
superar algunas barreras que connotan la complejidad de la formación y, el
estudiante adoptar una posición proactiva ante las acciones a desarrollar para
aprender a ser,
a
saber hacer y saber emprender los retos, superar debilidades y potenciar las
fortalezas que permitan elevar la calidad de su formación de forma gradual y
desarrolladora.
Las concepciones teóricas acerca de la
tutoría le aportan una connotación orientadora en la educación de pregrado y se
caracteriza por la articulación y sistematización de un conjunto de tareas que
desarrolla quien interactúa con el estudiante. Por sus condiciones la tutoría
depende de la manera en que se organiza y desarrolla la actividad en interés de
fomentar el autoaprendizaje y prepara al estudiante para el trabajo
cooperativo.
Como exigencia la tutoría en la formación
de pregrado potencia el desarrollo profesional, social y personal y es una vía
valiosa cuando se fundamenta en la naturalidad del proceso y cuando desde la
práctica se configura una visión alternativa de cómo ejecutarla.
Desde la práctica en la carrera de
Enfermería y Educación Inicial, se logró identificar premisas, tipos de
actividades y proponer una metodología que secuencia las acciones, eleva la
calidad de la formación en los estudiantes, combina las formas de tutoría y se
resignifica la intervención del tutor.
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