Ensayo

 

Educación Hospitalaria. Una Visión de Complementariedad

Hospital Education. A Vision of Complementarity

Nadia Bernal Zambrano

Hospital del IESS, Esmeraldas, Ecuador.

 

 

La correspondencia sobre este artículo debe ser dirigida a: Nadia Bernal Zambrano.

Email: nadiabz78@gmail.com

 

 

Fecha de recepción: 22 de diciembre de 2020.

Fecha de aceptación: 27 de marzo de 2021.

 

 

¿Cómo citar este artículo? (Normas APA): Bernal Zambrano, N.(2021). Educación Hospitalaria. Una Visión de Complementariedad. Revista Científica Hallazgos21, 6(2), 215- 224. http://revistas.pucese.edu.ec/hallazgos21/ 


 


Resumen

Es preocupación constante de las familias y de los maestros los retrasos en el proceso educativo de niños y jóvenes enfermos crónicos y, por ende, pacientes casi de forma permanente en instituciones de salud. En tal sentido, el ensayo reflexiona acerca de la posibilidad de la educación hospitalaria desde una visión de complementariedad, basada en la promoción de servicios de salud, así como en la educación continua a los pacientes y su familia. La información se obtuvo de la experiencia de la autora y una revisión documental, que permitió concluir que se requiere la complementariedad del equipo médico, el docente y la familia, como forjadores del cuidado integral de la persona, para lograr con éxitos los propósitos a esta acción educativa.

Palabras clave: educación hospitalaria; complementariedad; salud.

Summary

The delays in the educational process of chronically ill young children and therefore almost all permanent patients in health institutions are a constant concern of families and teachers. In this sense, the essay reflects on the possibility of hospital education from a complementary vision, based on the promotion of health services as well as continuous education for patients and their families. The information was obtained from the experience of the author and a documentary review, which allowed to conclude that the complementarity of the doctor, the teacher and the family is required as forgers of the comprehensive care of the person, to successfully achieve the purposes of this educational action.

Keywords: hospital education; complementarity; health.

 

Educación Hospitalaria. Una Visión de Complementariedad

La enfermedad es una condición a la cual todo ser humano está expuesto desde el momento que nace, dándose el caso de que en muchas ocasiones amerite hospitalización. Esto, sin duda alguna, genera una serie de sensaciones de incertidumbre, descontrol y carencia. En el caso de los niños y adolescentes una enfermedad puede llevarlos a hospitalización lo que los desprende de su medio habitual para ponerlo en otro desconocido que los aísla.

El hospital es un ambiente inusual y la vida cotidiana del enfermo y de la de la familia se ven alteradas, haciendo que la escolaridad en pacientes de edad escolar se interrumpa de forma breve o prolongada. El niño experimenta, así, un rompimiento con su medio, que afecta de manera considerable su estado emocional pudiendo o no favorecer la recuperación de su enfermedad, impidiéndose además la realización del propio proyecto personal. En tal sentido es importante procurar, en la medida de lo posible, normalizar la vida del escolar y continuar con su educación.

Las aulas hospitalarias ofrecen el derecho a la educación cuando un niño o adolescente no puede asistir al centro escolar por una hospitalización. Le ofrece la posibilidad de mantener la vinculación a su proceso educativo, permitiéndole convivir con otros pacientes, sentirse más autónomo, estructurar el tiempo en el día hospitalario e incluso puede llegar a modificar, en positivo, el recuerdo de la hospitalización.

La atención educativa hospitalaria adquiere sentido porque es necesario garantizar que el tiempo de permanencia en el establecimiento hospitalario o la estancia en el domicilio mientras recupera la salud, siga contando con el proceso de aprendizaje, que en muchos casos, es acelerado dada la convergencia de motivaciones tanto del infante- adolescente como de la familia, el docente y los especialistas sanitarios, esto porque comprenden que el contexto pedagógico es vital en la recuperación y restablecimiento de la salud. De ahí que el propósito del ensayo es reflexionara acerca de la educación hospitalaria desde una visión de complementariedad, en tal sentido en su desarrollo se estructura en cuatro aspectos: pedagogía hospitalaria un acto de amor, planificación y evaluación en el aula hospitalaria; colaboración docente y familia en el hospital; así como conclusiones.

 

Desarrollo

Pedagogía Hospitalaria: un Acto de Amor

La educación en el hospital requiere de una pedagogía diferencial que se encarga de la educación de niños y adolescentes enfermos u hospitalizados;  surge de la necesidad que tiene la sociedad de resolver los problemas de escolaridad de aquellos estudiantes que durante un período de tiempo, más o menos prolongado, deja de asistir a la institución educativa de forma regular. Desde este punto de vista, para Duran (2017) tiene que ver más con la salud y la vida que con la instrucción y la formación. Es decir, sin dejar de lado los contenidos específicos de la docencia normalizada, va más allá de estos, al tratar de flexibilizarlos para que se acomoden a las condiciones biosociológica y sociales del niño. “Es una pedagogía vitalizada, de la vida y para la vida, que implica una comunicación experiencial constante entre la vida del educando y el educador” (p.265).

La pedagogía hospitalaria cumple tres funciones primordiales: mantenimiento de la escolaridad, cuidado del menor en el ámbito educativo y acompañamiento terapéutico. En este sentido, representa un esfuerzo esencial en el proceso de adaptación al medio hospitalario para parientes menores y adultos acompañantes. De acuerdo a Valencia, Ortega y Puello (2019) la pedagogía hospitalaria es un acto de amor, que encierra un rostro multidisciplinar para potenciar los sentimientos y emociones humanas en ambientes inclusivos.

También puede caracterizarse de acuerdo a Calvo (2017) por los principios de inclusión, normalización e igualdad. Desde este punto de vista, su fin es la humanización de los hospitales y para ello se tiene que lograr la colaboración y cooperación de maestros, pedagogos, educadores sociales y profesioanales en el ámbito de la salud. Así como de competencias emocionales, creativas, comunicativas y colaborativas. Involucra las dimensiones educativas, lúdicas y psicológicas.

Riquelme (2013) plantea que los objetivos de la pedagogía hospitalaria son de carácter formativo, entendiendo por esto la puesta en marcha de actuaciones dirigidas a que niños y adolescentes no solamente alcancen las competencias propiamente pedagógicas, sino que también puedan superar las situaciones, que a lo largo del hospital puedan vivir.

Se plantea, así mismo, objetivos psicológicos como son proporcionar apoyo emocional al niño, autoconfianza y seguridad; disminuir la ansiedad por la hospitalización y vivencias negativas; así como aclarar las dudas acerca de su patología. Igualmente, objetivos sociales como son: crear un ambiente más humanizado y promover situaciones de relación tanto en el aula hospitalaria como en los distintos servicios hospitalarios.

Los objetivos educativos propiamente son los siguientes: continuar siempre que las condiciones de salud lo permitan, con el currículum establecido, realizando de ser necesarias las respectivas adaptaciones curriculares. Proporcionar una atención educativa que atienda las necesidades pedagógicas, expresivas, sociales, afectivas y lúdicas de los niños y adolescentes hospitalizados, evitando el retraso escolar que pudiera derivarse de esta situación.  Establecer las medidas necesarias para que el estudiante no pierda el contacto con sus compañeros y profesores en caso de larga hospitalización.

Así como estimular la asistencia al aula hospitalaria y su participación en esta; mantener los hábitos de trabajo y la inquietud de aprender. También, ocupar el tiempo libre con actividades lúdicas; motivarlos para que se establezcan relaciones adecuadas con el hospital. Igualmente, ofrecer apoyo y asesoramiento a los padres en materia educativa, haciéndoles participes en el programa de actividades que se desarrolla en el aula.      

De acuerdo a Beltrán y Martínez (2012) la primera premisa de la pedagogía humanitaria es contribuir desde su praxis, a la creación de estrategias orientadas a mejorar la calidad de vida y garantizar el derecho a la educación en situaciones de enfermedad, siempre desde una perspectiva que tome en cuenta las características de la situación personal del estudiantes y desde un enfoque interdisciplinarios. Los estudiantes hospitalizados enfermos crónicos y/o ambulatorios precisan recursos y ayudas especiales para satisfacer sus necesidades educativas, médicas y psicológicas, que tienen que ser brindados conjuntamente por el sistema educativo y de salud.

Planificación y Evaluación en el Aula Hospitalaria

Tomando en cuenta el tiempo de hospitalización, se planificaran las acciones a desarrollar dentro del aula, sin son ingresos inferiores a una semana se implementaran actividades lúdicas; para hospitalizaciones más prolongadas se centraran las programaciones en el ámbito de la actuación: escolar, lúdico, orientación personal y familiar. Es primordial fomentar y mantener el contacto con su escuela de origen en un seguimiento del currículo, sin dejar de tomar en cuenta la flexibilidad que se debe tener en el desarrollo de la educación en los hospitales.

Con ello se facilitará le reinserción académica y social del niño en su ámbito educativo ordinario, lo que implica partir de un criterio globalizador, en que los contenidos se han de organizar en torno a unos contenidos concretos, que partan desde el propio entorno hospitalario en que el estudiante se mueve. Requiere desplegar procesos educativos individualización, donde se garantice la atención a sus necesidades e intereses y la equidad en la distribución de esfuerzos, recursos y oportunidades; así como la solidaridad con aquellos que por padecer una enfermedad crónica se ven imposibilitados de acceder a los beneficios que la educación les proporciona.

Todas las actividades organizadas han de partir de propuestas interesantes, que le ayuden a construir sus propios conocimientos, desarrollando así su espíritu creativo y constructivo. Favorecer una metodología basada en la actividad participativa, donde aprender, participar y jugar sea la meta, fomentando las actividades en grupo para de esta forma lograr una mejor comunicación entre los estudiantes hospitalizados.

Se deben ajustar las actividades a la diversidad de niños, patologías, edades y ritmos de aprendizaje. Partiendo de una educación individualizada donde el proceso de aprendizaje sea una construcción individual, ya que cada uno de estos niños posee unas características, necesidades, potencialidades y habilidades individuales propias que hay que fortalecer sin dejar el proceso socializador fuera de este contexto.

 Todas las actividades que se desarrollen en el aula hospitalarias deben partir y estar ajustadas al diseño curricular que se esté implementando en ese momento en la escuela de origen del niño hospitalizado, haciendo el profesor solo los ajustes necesarios. Pero el tratamiento interdisciplinar tiene una presencia significativa ya que no solo se trata de hacer cumplir las actividades curriculares, sino que también se debe velar por la calidad de vida del niño y su bienestar.

 Es por esto que las actividades de los profesores hospitalarios deben ir dirigidas al desarrollo de las capacidades del estudiante, promoviendo todas aquellas que impliquen el trabajo en equipo lo cual va a favorecer la cooperación, el intercambio de experiencias, las relaciones afectivas, la autoestima y el mejoramiento de habilidades sociales.

Estas actividades se pueden clasificar en educativas, lúdicas y de orientación. Entre las actividades educativas se pueden mencionar las de acogida y presentación, las cuales se pueden realizar de forma individual o en pequeños grupos, tanto en el aula como en sus habitaciones, esto si se encuentra el niño en estado de aislamiento o inmovilización. Estas  actividades  sirven de apoyo para reforzar los conocimientos básicos que se pretenden alcanzar. Su objetivo es atender a la diversidad de estudiante dentro de las pautas posibles de aprendizaje, conforme con los conocimientos correspondientes a las diferentes etapas educativas y adecuándolas a su desarrollo evolutivo.

Las actividades lúdicas, como recurso psicopedagógico, está impregnado de conceptos, actitudes, procedimientos y valores, pues a través del juego el niño se conoce a sí mismo establecen comunicación con los demás y desarrolla la creatividad. Las actividades de orientación se llevan a cabo con los diferentes agentes que intervienen en el entorno del niño, dentro y fuera del ámbito hospitalario. De ahí la necesidad de innovar una pedagogía propiamente hospitalaria que responda a las demandas y compromisos que la población de estudiantes hospitalarios.

Otro aspecto que se debe tomar en cuenta es el de la evaluación. En los casos de largos periodos de hospitalización o niños con patologías crónicas el profesor del aula hospitalaria debe estar en constante contacto con el profesor de su escuela de origen para llevar una secuencia de las actividades propuestas  por el centro educativo, siempre tomando en cuenta el estado físico del niño  hospitalizado y los contenidos que debe alcanzar, tratando siempre de estimular su esfuerzo e interés y disminuyendo los errores que pueda cometer.

Colaboración Docente y Familia en el Hospital

Tratar de llevar la normalidad a niños hospitalizados con enfermedades crónicas es uno de los retos más importantes del aula hospitalaria, para lo que se debe contar con un personal altamente calificado, pero sobre todo, dotados de grandes dotes humanitarias, capaz de entender que en este mismo escenario convergen la vida y la muerte. Partiendo de esto, la actuación de los docentes que trabajan en estas aulas ha de considerar todas las circunstancias que rodean al niño hospitalizado: angustia, ansiedad, desmotivación, fastidio, entre otras.

En lo que respecta al perfil de este educador, muchos autores coinciden en que, debe poseer una personalidad creativa, equilibrada, flexible, imaginativa, sumándose a estas características, la ética, el compromiso, la empatía y el altruismo. Pero más allá de la personalidad también debe contar con otros aspectos como tacto especial, preparación académica y psicológica. De acuerdo a Fernández, Orrego y Zamora (2018) las características básicas del pedagogo hospitalario son: afectividad, flexibilidad, paciencia y perseverancia.

En el mismo orden de ideas, Gil (2002) citado por Escribano (2015) plantea tres competencias básicas para el pedagogo hospitalario:(a) la comunicación y la capacidad de escucha, como tarea esencial en la atención individualizada; (b) aprendizaje polivalente, multifuncional o interdisciplinario, concretado en el manejo de la informática y las nuevas tecnologías y (c) el manejo de las emociones y los sentimientos.

Este docente debe ser capaz de comprender la enfermedad como una experiencia de vida, estar preparado para actuar en medios educativos diferentes, ser creativo para saber aprovechar las experiencias personales que cada estudiante trae consigo y las vivencias en el hospital conjugándoles con las adaptaciones curriculares y el proceso educativo llevado a cabo dentro del aula hospitalaria, tener capacidad para controlar emociones, manejo de grupos heterogéneos en forma simultánea, deben tener en cuenta que son formadores y realizar acciones que integren al niño, la familia, a los docentes del centro educativo donde estudia el paciente y al personal hospitalario.

Parece, entonces, que este docente, debe ser una persona con conocimientos de todas las materias, un psicólogo, que conociera de cerca la problemática de la enfermedad; lo que lleva a pesar en un superhombre, cosa muy difícil de encontrar. Para ello, sería aconsejable, que en los casos en los que se pueda o cuando las unidades hospitalarias sean varias o en el caso de la atención domiciliaria se conforme un equipo de profesores, de manera que se vayan complementando, mínimo: uno de ciencias, otro de letras, un psicólogo, aparte de contar con uno o varios profesores de educación primaria

Al respecto, Florez (2015) señala que cualquier docente puede ser educador hospitalario si tiene un cálido afecto por los estudiantes y un legítimo deseo de compartir los conocimientos que ellos consideren útiles. Para este autor el pedagogo hospitalario contemporáneo se siente inspirado al comprender que su función no es enseñar lo que piensa, si no lo que él estudiante hospitalario quiere y necesita, a su propio ritmo, atenuando el síndrome de hospitalismo, con un sentimiento de independencia intelectual y flexibilización curricular, con la finalidad de crear proyectos pedagógicos con calidad de vida, que “son argumentos para seguir viviendo con conocimiento y emocionalidad” (p.36).

El profesional de educación hospitalaria debe realizar una función como se acaba de describir, muy exigente: de una parte, la de educar al estudiante hospitalizado sea cuál sea su enfermedad y el estado psicobiológico en que se encuentra y la de colaborar con el personal sanitario siendo consciente de que la salud, es aquí la meta prioritaria a la que se ha de subordinar cualquier otro aprendizaje. Ambas exigencias han de ir refrendadas por la congruencia del estilo personal de vida pública y que privadamente se manifieste a través de la personalidad del docente. Esto quiere decir que la propia personalidad del docente es también un importante factor del que depende el menor o mayor éxito de los resultados obtenidos a través de la educación hospitalaria.  

Hay un factor que el docente hospitalario no debe dejar de tomar en cuenta y es que se trabaja en un ambiente donde muchas veces el dolor va a ser el principal protagonista, el cual va a fijar actuaciones que van a interferir en el aspecto psicoeducativo, por este motivo es que se debe tener muy claro el perfil que se debe tener para desarrollar su función. Es por esto que el que el educador hospitalario debe tener siempre presente que su función va más allá de  enseñar y llega a donde muchas veces son los únicos que tienen acceso: la posibilidad de educar para la vida, entendiendo esta como el tesoro más valioso que tienen los seres humanos.

Reyes, Martín y Daza (2018) al respecto señalan que “los docentes actúan no sólo como formadores, sino además como agentes motivadores que deben innovar, empleando estrategias pedagógicas que fomenten la creatividad” (p.3). De ahí la importancia de utilizar las nuevas tecnologías. Noblecilla (2019) plantea que el uso de recursos digitales como mediador del aprendizaje en el aula virtual motiva el interés por aprender, favorece los niveles de concentración en la tarea y promueve estados de ánimo positivo.

En tal sentido, el proceso educativo debe contar con el apoyo de la familia, que será el enlace que comunique al hospital con la escuela de origen del niño, así como informar acerca del estado de físico y psíquico a la hora de realizar cualquier actividad. De acuerdo a Duran (2017) la familia puede sufrir una serie de experiencias durante el período en que el niño este hospitalizado, generando situaciones en que el educador hospitalario puede orientar a los familiares sobre como colaborar con el cuidado del estudiante paciente. Es importante ofrecer una orientación a la familia acerca de aspectos psicoeducativo del estudiante y mantener con ellos una relación diaria y permanente.

Las familias también necesitan apoyo ya que no solo se ve afectada emocionalmente, sino que cumple una función fundamental que es el cuidado al hijo y a veces se sienten impotentes, perdidos, preocupados y en ocasiones solo consiguen su amparo en los médicos y en las respuestas que estos le dan a sus preguntas. No obstante, se presentan diversos problemas a los que las familias deberán hacer frente de la forma más serena posible. En tal sentido, también requieren apoyo y participar con los estudiantes en las actividades educativas.

 

Conclusiones

La pedagogía hospitalaria requiere de un trabajo de complementariedad donde los profesionales sanitarios y educativos, cada uno dentro de su campo de especialización y desarrollo atienden a la persona enferma, pero teniendo en cuenta una serie de aspectos comunes, como son el bienestar del paciente, el logro de su salud emocional y su pronta recuperación.

 Debe existir una estrecha coordinación que facilite el trabajo en equipo entre  todos los profesionales que forman parte de la atención del estudiante enfermo con la intención de aportarle una educación lo más integrada y completa. Esta coordinación se realizará mediante distintas estrategias en las que participarán todas las personas que rodean al enfermo: docentes del aula hospitalarias, del centro de origen del estudiante, personal médico y sanitario; familia y diversas organizaciones y grupos que llevan a cabo acciones dentro del contexto hospitalarios.

 El aula hospitalaria representa no solo una estructura atípica en el mundo de la educación, sino también en el hospitalario. Los docentes no forman parte del personal hospitalario, depende de las autoridades educativas; pero deben trabajar en sinergia con el personal de salud. Esta educación puede conseguir que el niño mantenga una actitud positiva, receptiva y que este ilusionado por el aprendizaje que esta continuando. En cuanto a los padres, la atención educativa hospitalaria supone una mejora en la calidad de la hospitalización y una ayuda a lo largo del proceso de enfermedad, porque ven a los hijos alegres, ocupados, estudiando y que se preparan día a día para su reincorporación a la vida cotidiana.



Referencias

Beltrán, H y Martínez, A. (2012). Pedagogía hospitalaria: campo de acción interdisciplinar para la atención de niños, niñas y jóvenes en situación de enfermedad. Rev COL.REH II, 96-103. Bogotá, Colombia: Universidad Distrital Francisco José de Caldas.

Calvo, M. (2017). La pedagogía hospitalaria: clave en la atención al niño enfermo y hospitalizado y su derecho a la educación. España: Ediciones de la Universidad de Salamanca.

Duran, A. (2017). Origen, evolución y perspectivas del futuro de la pedagogía hospitalaria (tesis doctoral). España: Universidad de Sevilla.

Escribano, E. (2015). Análisis de la formación del pedagogo hospitalario (tesis doctoral). España: Universidad de Castilla- La Mancha.

Fernández, C; Orrego, J y Zamora, M. (2018). Los docentes hospitalarios: Características personales al servicio de la pedagogía (Trabajo de titulación para licenciatura). Viña del Mar, Chile: Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Florez, L. (2015). Pedagogía Hospitalaria y de Salud (PHS) hacia la concreción de la inclusión educativa. Lima, Perú: REDEM. www.redem.org

Noblecilla, R. (2019). Recursos digitales para mejorar el desarrollo académico y emocional de niños y adolescentes hospitalizados en el Instituto Nacional de Salud del Niño. Lima, Perú: PUCP

Reyes Laredoa, F., Martín Rubio, M.E., Daza Navarro, P. (2018). El papel del docente en un aula hospitalaria de oncología pediátrica. Revista Andina de Educación (1), 3-11. Universidad Andina Simón Bolivar. https://repositorio.uasb.edu.ec/bitstream/10644/6418/1/02-IN-Reyes-Martin-Daza.pdf

Riquelme, S. (2013). Modelo de intervención educativa y administrativa en el ámbito hospitalario: el  caso de las escuelas de la Fundación Carolina Labra Riquelme. España: Universitat de Barcelona.

Valencia, N; Ortega, J y Puello, E. (2019). La pedagogía hospitalaria: Un espacio de amor y reconocimiento para el paciente pediátrico oncológico. Enferm28. http://dx.doi.org/10.1590/1980-265x.tce2018.0112