Editorial

La investigación en tiempos de pandemia mundial*

 

El rol de las universidades y centros de investigación de todo el mundo han sido de suma importancia para conocer poco a poco el comportamiento del Coronavirus SARS-CoV-2. Desde su aparición y extensión global en marzo de 2020, los esfuerzos de estas instituciones, en distintas áreas, se volcaron a estudiar aspectos como la constitución del virus, efectos sobre las personas en su diversidad (género, edad, estados de salud, entre otras), cambios en el comportamiento de las personas, nuevas cepas y posibles vacunas que ayudaran a inmunizar a las personas reduciendo la mortalidad (que en el 2020 fue incontrolable); esto a causa de estar en presencia de un virus nuevo, no disponer de un protocolo para la gestión de pandemias en muchos países, y por la falta de equipos y recursos humanos que permitieran dar los cuidados pertinentes a los pacientes con cuadros clínicos graves.

En áreas como la microbiología, medicina, psicología, enfermería, y cualquier otra área relacionada con la salud, el origen y la expansión del SARS-CoV-2 ha sido sinónimo de nuevas e inéditas investigaciones que no solo han servido de base para ciertas localidades, sino que han ayudado a médicos, cuidadores e investigadores a comprender de mejor manera el comportamiento del virus y de la pandemia provocada desde una perspectiva globalizada. Sin embargo, en muchas otras áreas el origen de la pandemia ha sido sinónimo de dificultades para investigar. Los medios virtuales han sido de enorme ayuda para investigar en áreas como educación, tecnología, negocios, entre otras, pero el no contar con la interacción de grupos de personas ha sido, es, y será una limitante por algunos meses más.

En el caso de investigaciones formativas desarrolladas en grado y posgrado, y de investigaciones desarrolladas por docentes de áreas diferentes al de la salud, se han visto en la necesidad de limitar ciertos objetivos en los que se requería a grupos de personas para el levantamiento de información. No en todos los casos; pero si en casos particulares, en los que los resultados obtenidos telemáticamente no son suficientes para establecer conclusiones y probar hipótesis. Aún así, los investigadores y agentes partícipes de la investigación en las instituciones de educación superior han hecho esfuerzos para seguir con sus investigaciones y seguir aportando a la ciencia.

Mientras dure la pandemia, los medios tecnológicos digitales serán los mejores aliados para recolectar datos y desarrollar innovaciones y nuevas teorías que ayuden a transformar a la actual sociedad y a solucionar muchos de sus problemas. No obstante, los investigadores de centros universitarios, que también se desempeñan como docentes, requieren invertir más tiempo en las actividades académicas que se imparten de forma virtual. Esto es una realidad que de una u otra forma ha conllevado a la disminución de la producción científica de las universidades. Por ello, se espera volver pronto a una nueva normalidad en la que se pueda investigar siguiendo los protocolos que exige la ciencia. Es muy probable que la ciencia y la producción científica tengan un antes de la pandemia y un después de ella. Lo que sí es cierto es que desde todas las áreas hay mucho que investigar, descubrir y conocer luego del SARS-CoV-2.

 

 

* Por Pablo Antonio Pico Valencia, PhD. Director de Investigaciones de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador- Esmeraldas.